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           Gritos y pisadas provenientes de los agentes enviados por el capitán Johnson hacían eco por todo el túnel, solo habían pasado unos cuantos minutos cuando el capitán había ordenado a sus hombres a realizar la extracción de todos los miembros del equipo y llevar como rehenes a los terroristas que habían logrado dejar inconscientes.

Sirenas de bomberos se escuchan a los lejos, al parecer la explosión que hubo en primer instante en la Casa Blanca se había llevado un gran daño colateral y las llamas se expandieron más debido a la falta de atención que tuvieron cuando iniciaron. El lugar era un completo caos en esos momentos y eso era un punto a favor para el equipo.

Gracias al humo en el aire nadie lograría verlos irse de aquel lugar, o al menos no podrían captar sus rostros.

Por otro lado, Artemisa le había practicado un torniquete a Ares siguiendo las instrucciones de Apolo, quien iba en camino hacia los túneles junto al resto del equipo. El castaño llevaba todo el rato diciendo que estaba bien, que solo le había rozado la pierna, que lo que tuve minutos atrás solo fue el shock.

Pero la sangre que salía de la herida decía otra cosa.

Con ayuda de Afrodita y Nyx habían logrado recostarlo de una pared mientras llegaba la doctora del equipo. Los otros agentes solo veían la escena de lejos mientras llevaban los cuerpos de los terroristas hacia los helicópteros que serían los encargados de llevarlos a la nueva localidad secreta de la base –no se acercaban a ellos por miedo, sino porque lo tenían estrictamente prohibido. Nadie que no fuesen los agentes encargados podría interactuar con ellos.

Cuestión de confidencialidad.

—Yo tengo que irme con ellos para los rehenes, Ares. —Nyx se acerca a los chicos mientras de limpiaba la sangre que caía de su ceja— Hermes, Afrodita y Atenea irán conmigo en el helicóptero que los trasladará, ya sabes, protocolo.

—Hazlos hablar, Nyx.

—Ese es mi trabajo.

La asiática le guiño un ojo antes de hacerle una seña a la rubia que estaba al lado de Ares para que le siguiera, esta se despidió de los chicos con una mueca y siguió los pasos de la pelinegra. Algunos agentes se fueron con ellas como escoltas, dejando solo a cuatro en los túneles.

—¿Duele mucho? —los ojos grises de Artemisa se enfocaron en la herida.

La sangre ya no brotaba de la herida, pero seguía viéndose muy fea. A la chica le entraron unas ganas de vomitar al imaginar cuántas bacterias deberían de estar celebrando en esa herida. Se imaginó a los microorganismos en una fiesta con luces y sombreros graciosos.

—No tanto, seguro solo es un rasguño.—trata de tranquilizar a la castaña— La bala solo rozo la pierna, pero arde como el infierno. Apolo solo la …–

Las palabras de Ares quedaron en el aire cuando un grito resonó por todo el lugar, haciendo un eco algo escalofriante.

—¡Que te quites!

Por  la entrada del túnel iba ingresando el resto del equipo. Siendo la cabecilla del circo Apolo junto a su amada mochila mezclilla donde guardaba todo lo estrictamente necesario para trabajar sobre la marca, a el equipo le gustaba llamarla la bolsa mágica porque nunca sabías que ibas a encontrar ahí dentro.

—Tu no puedes quedarte sin recibir una bala nunca ¿Eh?

—Culpable, Doc.

La morena le pidió ayuda a Hécate y a Némesis  para que le cortaran el pantalón a Ares a la altura donde había tocado la bala, resultó ser que el proyectil rozó cuatro dedos arriba de la rodilla y como había dicho el castaño no era tan grave.

Los Hijos De América. ©Where stories live. Discover now