Capítulo 9

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Las púrpuras y flamantes llamas devoran todo a su paso, mientras el demonio de cabellos plaeados avanza fuera de la iglesia, deshaciéndose de cada ángel que se le interpone en el camino, sus gritos resuenan en sus oídos como el canto de la victoria, su victoria...

No habría alguien quien pudiera detenerlo después de esto, las cenizas crearían el camino que tanto deseaba, su reino en el infierno, en la tierra, no existiría lugar remoto o senda inobservada donde no lo conocieran, él era Rizevim, es Rizevim Livan Lucifer, el único hijo existente de los grandes demonios que alguna vez sometieron a los humanos, a los demonios y a los ángeles, quienes lo habían educado para ser lo que es ahora, un ser lleno de resentimientos, de burlas y de dolor, que no se dejaría ganar por aquellos que se robaron a su tesoro más preciado, su hermana, su mujer.

—Quien ose en tomar lo que es mío sufrirá las consecuencias, quien me traicione obtendrá el destierro eterno en el Cocytos, porque yo reclamaré lo que siempre fue mío. —rugió mientras los rayos del sol lo cubrían antes de extiguirse.

La cruz entre sus manos se sentía cálida y eso le agradó, fiel al corazón de una madre y de una hermana que debíaser suya y que ya no estaba, la sentía cerca, muy cerca y ese anhelo lo motivó a continuar hasta las últimas consecuencias.

Se elevó hacia los cielos, desde los cuales dejó que el artefacto revelara todo su poder, extinguiendo a todo ser que estuviese en la tierra, humanos, animales, ángeles, incluso demonios que como perros cobardes se escondían del poder divino, de su divinidad. Porque el era el dios de los demonios, el dueño de sus míseras existencias, de lo que los hacía ser. Sin él no existirían, ni permitiría que se convirtieran en patéticos intentos humanos como lo lograron los actuales reyes demonios, seres que no merecen el título.

—Moldearé el mundo como debe ser, lo crearé desde ceros, haciendo honor a mi familia, a lo que yo represento, al lucero del alba

Entre sus manos yace la reliquia y el poder del sol que cada vez más se va haciendo más potente, ya no hay nada que hacer contra él, nunca existiría la manera de derrotarlo, nadie lo haría caer, sus alas serían el emblema del nuevo universo que se encargaría de crear con la estrella vespertina.

  El espacio que antes era llamado Villa de Leyva, se reducía a cenizas, el sol agotando su poder desapareció, dejando a la noche cubriendo cada espacio del desolado lugar, el demonio se regocija en lo que ha logrado, y esto es apenas el comienzo...

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Sus pasos levantan el polvo mientras se va alejando de la ciudad que ha destruído, sus pensamientos se remontan a todos los artefactos que alguna vez se crearon para beneficio del ser humano. Las Sacred Gears lo eran, pero sería un gran problema arrebatárselas a todos los portadores que las tuvieran, aún peor: el cielo podría tenerlos en la mira igual que él.

—Gran trabajo, mi señor. —Euclid se sumó a su paso una vez se dejó caer al suelo en picada—. Me pregunto cual será el paso a seguir, en mi opinión, tener en nuestras manos una reliquia sagrada, nos provee la oportunidad de romper sellos de ciertas criaturas.

Las palabras de Euclid no lo sorprendieron, si deseaba ganar más relevancia y más poder, necesitaba de aquellos seres sobrenaturales diferentes a los ángeles y a los demonios, quienes pudieran servir para dar una pelea seria al cielo y derrocar a los falsos reyes quienes le robaron lo que era suyo. Asintió a sus palabras mientras sonreía dejando a la vista los dos pares de colmillos que alguna vez se había limado para parecer más amenazante, como los asquerosos vampiros descendientes de Tepes.

—Continuemos con las investigaciones, Euclid. No será nada fácil que Cromcruach abra sus fauces para nosotros y se una a la guerra  —Apenas dijo mientras coontinuaban su camino.

De la nada, un resplandor carmesí lo arrastró por un círculo de invocación, la repentina luz lo tomó por sorpresa, dejándolo apenas sobre el suelo de aquel bosque en el cual un hombre de aspecto desgarbado y de rodillas lo esperaba, adorándolo. Sin pensárselo mucho, lo escupió.

—Mi señor, su hermana está viva.

Aquellas palabras lo llenaron de ira, lo agarró por la piel de su cabeza desnuda y lo hzo mirarlo a los ojos, su aroma lo asqueó, putrefacción, un ángel caído. Ambos se miraron fijamente y Euclid apareció tras suyo en silencio.

—Querido Euclid, ¿cómo ves a este asqueroso intento de ángel? Osa manchar el nombre de nuestra querida que nos ha dejado viudos, diciendo que está viva, ¿crees que deba acabar rápido con él o de un manera más cruel? —Alphonse tragó en seco asustado.

—N-no, señor Estrella de la mañana, príncipe de las tinieblas y del mismo sol, su hermana está en el cielo, junto con Gabrielle, ella la robó. —su mirada se cruzó con la de Euclid quien se lamía los labios—. Si necesita pruebas, bien pueden escudriñar en mi cabeza, mi señor, le soy leal a usted.

Euclid se posicionó en la espalda del ángel caído y le metió los dedos en la boca hasta hacerle sangrar, con esa sangre mimetizó una burbuja que flotó hasta posicionarse en la mano libre de Rizevim quien se centró en observar sus recuerdos.

Cada imagen, palabra y susurro lo dejó ver la verdad, ella estaba viva, rozagante, pero era una traidora. lo supo en cuanto vió como las alas de la niña se aparecían en su espalda y la venganza lo llenó por completo junto con la rabia y el rencor. 

De igual forma el otro demonio se notaba decepcionado, nunca lo esperó, ella era la más leal a su señor, a pesar de todo y de la gente que intentara hacerla cambiar de opinión, incluso de los castigos. Pero esa decepción se tornó en curiosidad morbosa, era una descendiente de Lucifer y de Lilith, que manifestó los poderes de un ángel, ¿cuanto potencial no existía en ello? Se lame los labios y con sus dedos aprieta la lengua del caído ejerciendo presión hasta que tiró y se quedó con ella entre sus dedos.

—Nos sirves más de esta forma, asquerosa sangre sucia.

Con eso, Rizevim lo soltó y este cayó de rodillas en el suelo con la boca y parte de la cabeza sangrando, sus alas se extendieron y ambos demonios las fragmentaron hasta hacerlo gritar de dolor. 

Lo encerraron en una burbuja que enviaron a su laboratorio y se quedaron ambos en la tierra, cada uno con sus pensamientos revoloteando sus mentes.

Ella tenía que regresar, ella era suya, ella sería suya, no importaba más nada.

Todo por ella y por... Él.

Buenaaass espero estén teniendo buena semana, yo aqui con la inspiración a tope, les traigo nuevo capítulo, muchas gracias por sus comentarios, adoro leerlos al igual que sus teorías, muchas gracias por el apoyo.

¿qué creen que sucederá?

chan chan chan...

Todo por ellaWhere stories live. Discover now