Capítulo 2

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Capítulo 2

Llamas. Cenizas. Todo desorganizado.

Al llegar de vuelta a lo que llamaban casa pudieron dar cuenta de aquello de lo que sentía Euclid anteriormente, todo estaba inmerso en unas llamas púrpuras cómo si un dragón hubiese estado allí, el primer pensamiento del peliplata fue a la búsqueda de la pequeña sin prestarle demasiada atención al desastre, temía que le hubiese ocurrido algo.

Caminó alrededor de las habitaciones con un hambre febril de tener entre la seguridad de sus brazos a su hermana menor, darle un poco de amor y olvidar lo que había sucedido algunas horas atrás, pero no la encontraba.

La búsqueda se alargó hasta altas horas, no había ningún rastro de la pequeña Catharina y eso les preocupaba más allá de todo lo que había perdido por el incendio, de nada servirá tener todo en orden si una de sus razones para hacerlo no estaba.

Al acercarse hasta el hueco que se había formado en la pared pudo encontrar un cuerpo negro como la noche, un par de alas blancas que contrastan con la oscuridad y a lo que parecía ser su hermana menor. Suspirando, la tomó entre sus brazos y la llevó lejos de aquel desastre, Euclid afanoso traía algunos medicamentos para las quemaduras y para poder limpiarla, estaba llena de ceniza.

Al quitarle toda la suciedad pudieron notar unas terroríficas marcas alrededor de su cuello, las mejillas y los brazos, como si las espinas de una rosa la hubiesen quemado hasta el cansancio… Rizevim volvió a arrepentirse por haberla dejado sola.

—Soy un idiota, la dejé sola y tu muy bien me dijiste que ya era hora de regresar.-Susurrando le acariciaba el cabello mientras hablaba con su amigo- Ahora no sé que debo hacer, ella necesita de su familia y estoy ejerciendo el peor papel de hermano mayor que existiese en el inframundo.

—No puedes condenarte por algo que sucedió fuera de tu control, el mundo viene en instantes que no pensamos, los impulsos nos dominan.

Dejaron que la niña durmiera y se recuperara de lo que había sucedido,  en el transcurso de ello investigaron lo que había sucedido. Una gran capa de magia llenaba el ambiente y con ello Euclid pudo ver lo que sucedió. La niña usó sus poderes hasta el desespero algunos momentos después de haberse retirado del lugar, parecía presa de sus emociones. Volteó a mirar a Rizevim que parecía alejado de la realidad, las últimas palabras que le había dedicado a su hermana habían sido terribles, incluso para él. Había insultado el honor de su familia.

No queriendo molestar a su amigo, Euclid siguió en su búsqueda sobre los poderes de la niña, le parecían parte de una contradicción. Mitad ángel y mitad demonio, sus poderes estaban fuera de este mundo en el que se detestaban desde hacía mucho tiempo, pero no podía decir nada. En realidad esa niña debería tener muchísimos más años…

La tomó entre sus brazos del suelo donde la habían dejado antes, con sus poderes comenzó a escanear su cuerpo en búsqueda de algo más, quería saber mucho más sobre ella…

—Basta. Lucifuge, basta.

Solo una orden bastó para que Euclid se apartara con rapidez, pero prometiendose en saber mucho más de esa niña,  ella podría ser su experimento  personal,al igual que el reemplazo de su hermana mayor, solo que en este caso sería al revés. Sería moldeada por un Lucifer de la manera correcta y jamás los traicionaría.

Los días pasaron y la niña despertó, apenas si hablaba y miraba a su hermano, quien estaba distante.

No podía permitir perderla. Por ello se mantenía al margen, para no causarle dolor, pero estaba creando más dolor del que un niña debería soportar.

Todo por ellaWhere stories live. Discover now