Capítulo 1

434 23 10
                                    

Capítulo 1

Reía.

Solo recordaba reír al lado de ella, de su hermosa madre y sus castigos, sus crueles castigos que le habían enseñado la templanza que debía tener en la vida tal y cómo su padre también se divertía de sus castigos. La risa para él significaba algo diferente.

Pero para ella no.

— ¡Riz ven aquí! —Una voz infantil se asomó por aquella guarida mientras Rizevim seguía conociendo el mundo de las dimensiones junto a su amigo y colega Euclid Lucifuge. Con ello supo que la calma había acabado.

Euclid comenzó a reírse antes de traer a la guarida (un gran salón oscuro lleno de libros y pizarras con conjuros escritos en diferentes idiomas) a una pequeña niña de escasos tres años de cabello castaño y gris que no paraba de reír en brazos de Euclid.

— Ven aquí enana, no sabía que andabas despierta —La pequeña niña le hizo una adorable mala cara cuando le dijo enana a aquel hombre que se notaba mayor pero igual de sensual que alguien de 20— teniendo en cuenta que tenía más de 100 años— él solamente volvió a reírse con fuerza y le abrazó con fuerza.

— ¿Qué es eso?— La pequeña dijo absorta en las ecuaciones y patrones descritos en las pizarras y libros alrededor de la guarida —libros que aún no habían sido descifrados totalmente   por aquellos dos hombres.— que se veían llamativos con aquellos círculos a medias y dibujos de seres mitológicos extraños para ella, su hermano suspiró.

— Son cosas de grandes pequeña.—La pequeña niña le hizo una cara más severa—producto de la herencia Lucifer— y se bajó con ayuda de sus poderes de los brazos de su hermano para luego correr en dirección a aquellos libros y robar uno de ellos — uno sobre los youkais— y comenzar a ojearlo con lentitud. Su hermano se le quedó mirando, a esa pequeña edad y ya era una aficionada a la lectura… Una pequeña sonrisa se le escapó con algo de melancolía, ojalá sus padres pudiesen verla a ella, el último fruto de su amor. Negó ante sus recuerdos, ahora no podía infectar a su hermana con ellos.

— Mira esto hermanito— La pequeña dijo sin dejar de sonreír mientras comenzaba a cerrar los ojos pensaba, unos pares de alas negras con ribetes dorados aparecieron en su espalda— la herencia Lucifer de nuevo— y un pequeño zorro también allí—que se movía por ahí sin importarle un poco donde estaba y ahora le sacaba la rabia a Euclid— ante la mitad atónita de Rizevim mientras su hermana menor se levantaba y comenzaba a volar.

— Ésta chiquilla será un problema si no logramos entrenarla— Soltó muy bajo Euclid al ver cómo todo lo que había organizado con tanto esmero se destrozaba bajo el batir de las alas de aquella niña, Rizevim apenas suspiró sin dejar de observarla. Esa era su única familia.

— Tiene tres años Euclid, además, recuerda todo ese tiempo que debió estar en aquella cápsula siendo un pequeño puntito para que se salvara—El evocar algunos de esos recuerdos en el momento de la gran guerra entre facciones le dolía cómo si se desangrara, no pudo hacer mayor cosa para salvar a sus padres, ambos le rogaron que salvara a quien sería su hermana—ambos (Lucifer y Lilith) estaban bastante seguros de que lo seria—y él, asustado entre lágrimas lo juró. Juró hacer lo imposible para salvarla y lo logró. Un suspiro temblorosa se escapó de sus labios, no podía llorar frente a ella.

— Entiendo colega, no deseaba hacerte recordar aquello. Solo me irrita que haya desorden.—Una risa burlona salió de los labios del peliplata mientras observaba cómo todo se descontrolaba bajo las manos de esa niña— Lo sé, lo sé parece que tenemos a otra amiguita que le gusta la magia.

Y así parecía que lo sería.

— Vamos, te voy a leer un cuento.—Dijo un rato después de que ella hubiese hojeado los libros—con millones de preguntas que se le antojaban molestas—la tomó en brazos y la llevó a su cama—a lado de la suya por seguridad y que le gustaba pasarse a dormir con él.

—¿Cómo cual será?—La niña notó la sonrisa irónica de su hermano y rió con fuerza— Quiero el cuento de siempre.—Rizevim sólo asintió.

—Bueno—Tomó aire para poder hablar—Hace millones de años existió un reino, un reino lleno de amor y destrucción que era guiado por una singular pareja—Le era difícil hablar pero lo intentaba entre susurros.—Que había creado el reino, el reino de Lucifaad o el Inframundo.

—¿Y luego?—Con voz curiosa y maravillada la niña trataba de que su hermano siguiera sin notar—o tal vez sin querer notarlo—que este estaba a punto de colapsar, había sido una noche realmente larga para él...—¡sigue!

—Está bien mocosa —Soltó muy bajo para que ella no escuchara—. pero aún así lo hizo —y en menos de nada una llama de fuego rojo brillante se presentó en su cabello y gritó—¡Por hacer este tipo de cosas, es que no te cuento nada! ¿Qué dirían papá y mamá si te vieran ser así? Estarían decepcionados…

—Pues estaría mucho mejor si ellos estuviesen aquí y no tu —Con aquellas crueles palabras el peliplata se alejó de la habitación ofuscado—sin querer admitir que deseaba llorar—. buscando a su amigo y colega dejando a la niña sola.

—Quiero salir, dejemos a esa niña dormida —El otro hombre no se atrevió a preguntar qué sucedía y solo asintió saliendo por medio de un portal hasta las costas de Irlanda en medio de la noche oscura que la llenaba. Apenas llegaron se sentaron y él se quedó en silencio.

Mientras tanto en casa.

La pequeña niña de ojos escarlatas (en este momento) y cabello castaño con puntas plateadas lloraba sin cesar y observaba cómo todo en medio de su tristeza desaparecía tan rápido en apenas un parpadeo sin poderlo detener,aquello le llenaba el corazón de tristeza y más cuando mencionan a sus padres.El tema que su hermano en vano trataba de esconderle pero del que ella ya conocía la verdad:ambos estaban muertos.

y aquello le dolía.

Era normal que a ella le doliera el no tener padres, su hermano hacía el mayor esfuerzo para compensar aquello pero a ella no le bastaba, ella quería a su hermano cómo su hermano...No como un padre austero o una madre distante, solo quería a su hermano para así por lo menos poder tener un poco de aquella familia que no tenía y no sentirse tan sola como ahora se sentía en medio de las llamas de la destrucción que ahora su cuerpo emanaba destrozando la habitación.

Apenas se quedó allí escondida entre las sombras mientras un aura desconocida emanaba de ella y caía inconsciente…

—Algo anda mal —Euclid le manifestó al peliplata que ahora formaba un círculo de invocación, el círculo de invocación del dragón más fuerte y oscuro: Cromm Cruach. Decidió no hacerle caso hasta terminar aquel ritual que al parecer no había funcionado.

—Rizevin es hora de volver a verla, no se sabe que puede estar sucediendo.—Volvió a ignorarlo y tuvo que quedarse a su lado como si nada sucediera viendo cómo lo intentaba demasiadas veces hasta que se el agotó la energía al amanecer y cayó dormido.

Nada los esperaba para lo que encontrarían en casa a la vuelta.

¡Buenas tardes!
Gracias a las personas que están apoyando el fic, llevaba dos años casi tres sin escribir nada para cualquier fandom y creo que este es un buen comienzo...

Espero sus comentarios y una aclaración: todo lo que ocurre aquí es demasiado diferente a otros fics, no hay traición (de esa manera) y menos las situaciones cliché de la mayoría de fics.

Quiero darle la gracias a RichisQueso por la portada y a IncursioGraal por la promoción del fic.

Eso es todo por el día de hoy...

Todo por ellaWhere stories live. Discover now