Capítulo 3

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Capítulo 3

Las semanas se negaron a frenar y con ello dos meses pasaron. Un alarido se propagó por la mansión.

—¡Maldito! Esa abominación estaba destinada a morir, a derramar su sangre en las escalinatas del palacio Lucifer, a ser el sacrificio de pureza de nuestra sangre, no a escapar.

La voz de Rizevim se alzaba furibunda, su nieto había escapado. El estúpido de su hijo tenía toda la culpa.

Con un batir estruendoso, se encaminó a la casa donde su hijo se encontraba. Sin mediar palabra, al entrar lo agarró del cuello y lo estampó repetidamente contra la puerta y la pared principal. Su castigo apenas comenzaba.

—Eres un ser patético, no mereces llamarte demonio —Un puñetazo y el labio y la nariz expulsaron la sangre a borbotones. Merecía muchísimo más—. Menos ostentar el apellido Lucifer —Sin dejarle tiempo para poder levantarse, pisoteó su pie hasta escuchar un crujido y otro grito de dolor, era lo que merecía.

—Padre...

Con sus poderes, le arrancó la pierna derecha, otra grito de agonía se escuchó en toda la casa. Los gritos fueron la manifestación de la euforia de Rizevim, el castigo no pararía, el castigo debía ser eterno, el castigo glorificaba al verdadero demonio, el castigo denotaba quien eras.

—No soy tu padre —Le arrancó la lengua de un tajo y comenzó a reírse. Un sonido aterrador, como el del batir de alas de los cuervos y sus graznidos llenaba la habitación presa del odio de un verdadero demonio.

—Ahsghfr —Solo alaridos ahogados eran expulsados de la boca del otro demonio presa del miedo, sabía que de este no iba a salir. Rizevim volvió a golpearlo y a arrancarle cada extremidad restante, reía a carcajadas mientras la sangre se esparcía por el suelo de baldosa negro; negro y la sangre del cobarde la mejor combinación existente. Se quedó observando cómo se desangraba.

—Tu dolor es el mejor regalo posible —agarró su cabeza, la acarició y le escupió en los labios, blasfemo, demonio blasfemo. Siguió susurrando diferentes cosas hasta que llegó el momento y le cortó la cabeza.

—Un problema menos.

Y se levantó de allí.

Al llegar a la mansión, notó que a una pequeña sirvienta que le esperaba, de cierta forma le agradaba verla vestida cómo sirvienta, conociendo que ese era su castigo y que esperaba que la lograra amedrentar. La tomó de la mano y entraron, le entregó su abrigo lleno de sangre sin mirarla.

—Lávalo —un leve asentimiento y la niña salió hacia la lavandería de la casa.Más le valía lavar bien la prenda, u otros azotes serían añadidos a la lista.

Ya en su despacho, se dejó caer con pesadez sobre el diván, Euclid apareció.

—Nuestro porvenir está asegurado —Con ello le mostró la figura del dios del apocalipsis, Great Red. Rizevim se levantó recuperando de repente la vitalidad que había perdido luego de la caótica mañana que había tenido.

—La hora de mostrar a los verdaderos demonios está llegando. La hora de que el cielo, el infierno y la tierra tiemblen ante nuestra presencia se halla muy cerca y la estrella vespertina será a única que se pose cuando el sol no vuelva a salir.

—Un brindis, porque el momento de que el legado Lucifer regrese, se ha mostrado.

—Un brindis por el nuevo mundo.

El sonido de las copas de champagne se desplegó por toda la mansión, el inicio de la esperanza de estos dos demonios estaba regresando. Cada quien con sus ideas dispares ya se preparaba para ello. El caos sería el destino de la colisión de ambos mundos, quien se alzara solo reiría ante las desgracias de los otros.

Todo por ellaWhere stories live. Discover now