Masaje con final... ¿feliz?

58.2K 2.8K 1.8K
                                    

Ese dedo tan gentil me resulta divino. Tengo la sensación de que habría aceptado su intrusiva visita desde días atrás. Es tan complaciente y atrevido. Su roce se asemeja al de frágiles plumas sobre mi piel más sensible. Me enloquece y... ese es el problema.

La inocente Laurita me desconcierta por completo. ¿Es capaz de tocarme ahí en público y su hermano no? Hay gente a un par de metros de nosotras, Eric y Claudia podrían aparecer; nada de eso la intimida. Pero es otra la cuestión que me intriga de verdad. Aprisiono su muñeca para detenerla, aunque su dedo permanece sobre mi zona erógena. Le permitiré hospedarse en ese lugar tan placentero hasta que resuelva mis dudas.

—¿Por qué me tocas... ahí? —pregunto con cierta vergüenza; más bien, sometida a la excitación que lucho para que no se manifieste.

—Pensé que te gustaría —responde y sonríe maliciosa al provocar que me sobresalte por desplazar su dedo hacia los lados.

—Para... —le pido y petrifica su mano—. Esa no es una respuesta clara. Se suponía que me darías un masaje en un pie y nada más.

—Quería que fuera más especial para agradecerte por todo. No te agradecí lo suficiente por tu dibujo y el desayuno. Pensaba hacerlo en algún momento, pero me sorprendiste con lo de ser menos mimosas, cosa que entiendo y respeto. —¿Sería por eso que estaba tan insistente?—. Y la forma en que me presentaste a tus padres también me conmovió. Estaremos en paz después de esto.

—¿Y cómo llamarías a esto? Habría sido suficiente con un abrazo y las gracias. —No me puedo creer sus argumentos. ¿Por qué siento que esperaba otra razón de su parte?

—Es verdad, pero yo no soy como el resto del mundo y menos cuando se trata de alguien especial para mí. Alguien especial merece algo especial. Pienso que esto lo es. Ah, y se llama "masaje con final feliz". —¿En serio, Laurita? ¿Ese es tu motivo? Soy una tonta por dejar volar mi imaginación.

—¿Y tú qué sabes de masajes con final feliz? —pregunto burlona.

—Soy una enciclopedia que pone en práctica sus conocimientos. ¿Puedo seguir o es demasiado para ti? —¿Se está riendo de mí? Si la niña es ella. Después de su argumento no me apetecía que continuara, pero no quedaré como la cobarde delante de ella.

—Es el primero que recibo, así que no puedo contrastar. Veamos de qué eres capaz —digo a modo de desafío.

Me arrimo a ella. Acomodo mis muslos sobre los suyos mientras mantengo su mano gustosamente atrapada en mi punto irresistible. Extiendo con sutileza un brazo sobre sus hombros.

—Creo que así estaremos más cómodas —digo ruborizada por estar tan cerca de ella, en especial porque tiene conquistado todo mi ser.

—Está bien. Ponte cómoda y relájate —dice y libero su muñeca.

Todavía no me creo que esté haciendo esto con mi cuñada. ¿Está mal que permita que me toque ahí? No tiene significado para ella más allá de un gesto de agradecimiento. Es un acto inusual, sí, pero la intención es noble. No podría decir lo mismo respecto a mí. Me agrada sentirla y ese sí es un sentimiento dañino. Esa zona debería estar restringida con acceso autorizado para Eric y nadie más. Le estoy entregando un privilegio que solo mi novio debería disponer. ¿Ella sabrá apreciarlo? No, ni siquiera lo entiende. Sus gestos cariñosos, como todos esos besos que hemos compartido, son fríos en realidad porque no llevan implícitos un deseo más puro y profundo. Por eso, yo debo esforzarme para interpretar esto como lo que es: un masaje con final feliz.

Su dedo se balancea trazando la delgada línea entre mis labios. Realiza un vaivén al estilo de un oleaje calmado. Mis pies, por otro lado, reciben un suave masajeo que se enfrenta a la rigidez de mi placentero estremecimiento. Laurita me mira fijamente con su boca entreabierta. Su intensa mirada me avergüenza.

La hermana de mi novio [Disponible en físico en 2 tomos + Extras]Where stories live. Discover now