44. El jardín del Edén.

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Avancé hasta alcanzar el interior , notando que conforme la tierra descendía, un sinnúmero de grandes piedras irregulares se extendían por todo el suelo, siendo atravesadas en su base por una pequeña corriente cristalina que desaparecía bajo la roca.  

A los costados, algunas enredaderas trepaban sobre la laminas, mientras que algunas otras plantas y flores expedían un aroma penetrante y dulce que inundaba el lugar.

Miré a mi alrededor, tratando de comprender de donde provenía el sentimiento de familiaridad, hasta que mi mirada se topó con la pared más lejana.

Allí, en miedo de la penumbra, se extendía una cruz excavada en la roca. Desde su interior, algunas luces artificiales le permitían iluminarse y marcar así, un pequeño camino que llegaba hasta ella. Justo abajo, haciendo juego, un reclinatorio tallado en piedra, completaba la apariencia de una pequeña capilla.

Un frío viento, proveniente del exterior provocó que mi piel se erizara y un escalofrío recorriera mi cuerpo conforme me acercaba. Entrecerré los ojos, tratando de agudizar mi visión mientras me fijaba en los pequeños detalles sobre la roca.

— Es...— musité, arrodillándome un par de segundos y pasando mi mano sobre pequeñas manchas oscuras que parecían haberse impregnado allí mucho tiempo atrás — un patrón de velocidad — agregué, siguiendo con mi mirada el trayecto sobre el reclinatorio hasta la pared. 

Fruncí el ceño, poniéndome en pie e imitando un arma con mis manos mientras apuntaba justo donde antes había estado. 

Imágenes de una situación similar volvieron inmediatamente a mi cabeza en una ráfaga que me hizo ver con claridad la sangre volando hacía los alrededores.

Retrocedí tratando de alejarme de al escena, pero la irregularidad del terreno provocó que cayera de espaldas y esa vez, el techo captara mi atención. 

—Ya estuve aquí— apenas logré decir, reconociendo los cimientos modificados del lugar bajo las plantas y las nuevas decoraciones— aquí fue donde ejecutaron a los niños en ese entonces— farfullé, sintiendo un vacío crearse en mi abdomen, mientras una proyección mía, trece años atrás se repetía en mi cabeza.

Allí estaba yo, disparándoles. Deshaciéndome de ellos y a un costado, estaba él. El chico que buscábamos esa noche. inmóvil, observando el espectáculo mientras algunos de los entrenadores le acompañaban en su posición. 

Tallé mi rostro, intentando hacerme reaccionar y captando de inmediato el hecho de que las flores predominantes en las paredes, eran las mismas que crecían a lo largo del camino que nos trajo al lugar, e incluso las mismas que adornaban el bolsillo del guarda de la entrada.

—Mierda— musité, poniéndome en pie de inmediato y observando la imagen de Ryan caminando en mi dirección. 

— Las armas están listas— comentó con despreocupación— Kill-J dijo que fuéramos a la recepción principal y Sem...

Su voz se perdió en mis pensamientos, mientras mis ojos buscaron con rapidez alrededor, hasta encontrar un brillo anormal proveniente de uno de los costados del edifico que el jardín rodeaba. 

Mis pies se movieron solos al tiempo en que me abalancé sobre Ryan, derribándolo al tiempo en que una bala atravesó el espacio, incrustándose en la hierva tras nosotros. 

— Es una trampa— me apresuré a decir, observando lo que recién nos habían apuntado, y notando que se trataba de una especie de dardo.

—Son tranquilizadores — afirmó Ryan, aferrándose a mi vestido justo a tiempo para girarnos sobre el pasto y evitar una nueva ráfaga de disparos — No dejes que ninguno te toque. 

Sin reglas ni principios 2Where stories live. Discover now