21. Identidades reveladas.

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Abrí los ojos con algo de dificultad, sintiendo como los parpados me pesaban de una manera extraordinaria. Sentía nauseas y para mayor colmo el suelo se movía con una constancia que lograba aumentar mi mareo.

Los recuerdos comenzaron a volver a mi cabeza en una secuencia interminable hasta detenerse en el disparo que había escuchado.

Llevé mi mano a la parte trasera de mi cabeza, previendo estar malherida, pero recibiendo el verdadero dolor de mi cuello. Definitivamente, luego de caer al suelo, incapaz de apoyarme en mis manos, noté como Kill-J retraía una jeringa que recién había sacado de mi carne.

Tallé el sitio con algo de manía, intentando ver a mi alrededor pero encontrándome sumida en la penumbra. Ninguna ventana en el corto espacio que probablemente tuviese unos tres metros cuadrados y, además de unas cuantas cajas de madera, nada que pudiese decirme donde me encontraba.

Intenté ponerme en pie, pero mis piernas fallaron al instante, haciéndome caer en cuenta de qué era lo que ese chico me había inyectado.

— Un sedante — Murmuré, encontrando mi garganta seca — ¿Cuantos días han pasado?

La imagen de la puerta frente a mi abriéndose un par de veces y alguien entrando por ella para alimentarme lograba perturbar la idea de que solo hubiesen sido un par de horas.

Logré incorporarme, aun peleando con la evidente debilidad y finalmente aferrándome a una de las paredes, para nada logrando que el piso se quedase quieto.

— ¿Dónde rayos estoy? — Musité para mi misma, escuchando casi que en sincronía la manera en que algunos candados se deshacían y la puerta se abría.

— Parece que por fin despertaste — Comentó un hombre desconocido desde un pasillo extremadamente iluminado que logró cegarme — El jefe comenzaba a preocuparse de que tuviera que tirar tu cuerpo al mar sin haber sacado ninguna información de utilidad.

— ¿Tirar mi cuerpo al mar?

— ¿Acaso no te has dado cuenta? Estamos en un barco de carga, preciosa — Gruñí por lo bajo, tomando mi estomago a medida que comprendía por qué no lograba estabilizarse.

— ¿Donde está Ryan? — Cuestioné, recibiendo un sonido de duda en respuesta que me hizo corregir - ¿Dónde está Dexter?

— Pronto lo sabrás — Comentó con malicia, haciéndole una seña a dos hombres que llegaban tras de él y que no dudaron en caminar en mi dirección, tomándome por los brazos y arrastrándome con ellos.

Efectivamente, no faltó mucho para que una vez fuera de la habitación, pudiera notar me encontraba en estrechos pasillos con muchas habitaciones, pasillos que hacían ver mucho más claro el balanceo de la nave.

Unos minutos después, luego de serpentear entre cruces que lucían extremadamente similares, nos detuvimos en una intersección de caminos bastante amplia, la cual daba directamente con una puerta entreabierta y una gran estancia.

El hombre inicial se apresuró para facilitar nuestra entrada, dejándome ver en primera plana la imagen de Kill-J, sentado tras un escritorio en el cual apoyaba los pies.

Una vez me vio, una sonrisa de satisfacción se extendió por sus labios.

— Cinthia Taylor — Pronunció lentamente con deleite — Cuando aquel sujeto me llamó, pidiéndome por una mujer que ante todo registro aparece fallecida, no pude entender que era lo que deseaba. Sin embargo, aquí estás.

— Para ustedes, soy Mefistofeles — Escupí, soltándome de golpe de los agarres de los dos hombres y sacando fuerzas de donde no las tenía. Un risa burlona se escapó de los labios del chico.

Sin reglas ni principios 2Where stories live. Discover now