En un nuevo mundo ha oscuras la humanidad se encuentra atemorizada con la idea de abandonar sus casas cuando todo lo que se escucha son los gritos de desconocidos rogar por ayuda.
El día en que la tierra regreso a la plena oscuridad y en cambio de l...
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La oscuridad había llegado y los monstruos habían salido, no esas bestias de las que te hablan en cuentos, estos eran reales, fríos, crueles y carnívoros. La peor parte no era nada de esto, era todo lo que traía su llegada con ellos.
Aún era extraño procesar que había pasado más de año y medio desde la última vez que estuve bajo el sol cuando para mi se sintieron como solo unos meses. Todos estaban trabajando en la absurda idea que di la cual para mi sorpresa a los científicos no les pareció tan estúpida y con no sé cuantos agregas más se pudo lograr como podría llegar a funcionar el crear algo lo suficientemente denso para sostenerlo.
Sentía nostalgia por toda la gente que reconocía aun seguía con vida bajo aquel huevo negro, me gustaría haber conocido una forma de decirles que era posible salir, solo debían resistir y acercarse lo suficiente hacia el y atravesarlo, la sensación de hacerlo podía ser tenebrosa pero una vez hecho no había nada que preocuparse, la vida tenía mejor valía.
Todas las pruebas que nos habían realizado salieron normales comparadas con lo que se esperaba, nuestros cuerpos flotaron al salir de allí, tres semanas encerrados hasta que nos revisaran hasta el último diente, no tenía información alguna de mis familiares excepto Aaron a los que para mi ya formaban parte de ella.
—¿Cómo está el chico?—preguntó Leticia llegando con dos botellas de agua.
—Mejor que allí seguro—afirmé aceptándola—¿Qué tal tu familia?
—No me dejan hablar con ellas, ahora somos una clase de experimento y Thomas no está muy contento con eso.—tomó asiento junto a mi.
—Eso supongo, creí que pondría todo esto de cabeza.
—Me gustaría que lo hiciera, así podría salir y buscarlas, quiero decirles que aún hay una oportunidad.
—¿Noah y Er?
—Ambos en los talleres—respondió poniéndose de pies—Ven conmigo—pidió cautelosa.
La seguí sin saber a donde íbamos, es cierto que no estábamos en los mejores términos pero para mi era alguien con quien podía hablar dentro de un masivo grupo de desconocidos, aunque sea sobre las horribles galletas de cada mañana.
También había pasado tiempo desde la última vez que tuve algún contacto con Denis.
—¿A dónde vamos?—inquirí a ver que se esforzaba en mantenernos ocultas de los guardias.
—Guarda silencio y no te detengas, tengo algo importante que contarte y solo podrás entenderlo una vez lo veas.
Las noticias exageradas y atroces ya me tenían a tope y pude reconocer de inmediato que sea lo que sea que L tenía para decir no sería nada bueno.
Esa duda quedo rápidamente aclarada cuando se detuvo dejando a la vista una gran puerta gris, me dio la señal de mantenerme oculta de las cámaras, —como si eso fuese hacer tan sencillo— Por curioso que sea ese lugar no estaba protegido por guardias, solo era la puerta, los aparatos y nosotras.
