6. Stephanie: Primera vez afuera

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Salieron caminando por un túnel a una calle de la ciudad. Alguna vez esto había sido una calle lateral, la cual daba a una avenida comercial. Era relativamente angosta y, dado que colindaba con la colonia, había sido trabajada para que sea de difícil acceso por parte de los zombis. Alguno de los ingenieros de administración central había tenido la idea de hacerla imposible de transitar para muertos vivientes, pero accesible para seres humanos vivos. Se había clavado unas varas de madera en el piso cada dos o tres metros y entre ellas se había amarrado sogas gruesas. Todo estaba muy bien sujeto, de tal manera que un zombi se quedaba atorado en las sogas. En cambio, un colono podía pasar por debajo de las sogas o evitarlas.

Stephanie nunca las había visto. Sabía que existían y sabía que mecanismos como éste se habían instalado alrededor de las siete torres. También sabía que se aplicaban recursos en revisar y reparar esta red alrededor de la colonia, pero nunca las había tenido en frente. No obstante, en ese momento estaba demasiado angustiada como para notar nada. Desde que había salido a la calle la había asaltado un sentimiento terrible de desesperación.

Estaba teniendo problemas para respirar. La visión se le nublaba por momentos. Tenía dificultad para concentrarse. De pronto se daba cuenta de que tenía en la mano su cuchillo. Lo guardaba de nuevo, pero al cabo de un rato notaba que lo tenía de nuevo sostenido. No habría sabido decir cuánto tiempo caminó. Solo se mantuvo en la fila. Sabía que debía seguir al hacker. Por momentos hasta tenía problemas en recordar su nombre. En saber quién era quién.

Cada cierto tiempo sentía la mano de uno de los dos niños indicándole algo. Diciéndole que avance, que no se salga de la línea, que guarde su cuchillo. Escuchaba su voz y la volvía a escuchar y la volvía a escuchar. Respiraba por la boca, sudaba, se limpiaba el sudor. Caminaba por la calle y doblaba en la esquina y caminaba de nuevo.

De pronto sintió que alguien indicaba que ingrese a una construcción a un lado de una calle. Que suba unas escaleras. Que vaya con cuidado. Que guarde nuevamente su cuchillo. Que ingrese por una puerta a una especie de refugio dentro del edificio. Que se siente en una esquina y que descanse. De un momento a otro tenía a su hija parada a su lado haciéndole preguntas. Recordándole que respire. Su hija de cuatro años le recordaba a su mamita que respire. ¿La había cargado para que suba las escaleras? No recordaba.

Trató de tranquilizarse. Abrazó a su hija y luego hizo el esfuerzo de reconocer el lugar en el que estaba. Se trataba de una especie de departamento. Estaba limpio, no como el resto de la ciudad. Las ventanas y las puertas estaban reforzadas por dentro con barras y con tablas. No entraba nada de luz del exterior. A pesar de eso, todo estaba muy bien iluminado con unos focos de neón ubicados en varios lugares. Contra las paredes podía observar unos muebles con cajas de plástico transparente, dentro de las cuales había distintas cosas. En unas había objetos de metal, en otras había herramientas, en otras había papeles.

"¿Qué es este lugar?", preguntó Stephanie para nadie en especial.

"Es un refugio", contestó Naomi. "Dicen que podemos descansar aquí pero solo descansar. Que no nos podemos quedar. Aquí no vamos a vivir ahora, mamá. Es solo para descansar un ratito"

"Así es", dijo Daniel desde el medio de la habitación. Stephanie lo veía tan fresco como cuando lo conoció en la colonia. "No nos podemos quedar aquí mucho tiempo. Repónganse y coman y tomen agua. No habilitamos este refugio para albergar a tanta gente. Si nos quedamos mucho tiempo, atraeremos atención de apestosos y luego estaremos en problemas"

"¿Y a dónde iremos?", preguntó Stephanie sosteniendo a su hija en sus brazos. La niña estaba con los ojos bien abiertos, escuchando todo.

"Tenemos que decidir eso en las próximas horas", respondió Daniel. Stephanie no veía a Teresa en ninguna parte. "Tenemos entendido que él tiene mapas que podemos usar"

Réquiem por TrujilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora