8. Teresa: Parada en el camino

19 0 0
                                    

Teresa avanzó por varias calles sin decir nada. Cristian iba detrás, con muchas dudas y preocupaciones, pero incapaz de abrir la boca. Había visto lo que pasaba cuando alguien contrariaba a sus dos protectores. No pensaba exponerse a sí mismo cuestionando sus decisiones. No lamentaba realmente la separación de la familia de Angelo. La verdad era que se trataba de una carga que no contribuía en mucho al grupo. Aun así, le había parecido bastante frío la decisión de expulsarlos.

Detrás de él iba ahora Steph de la mano de su hija Naomi. Por momentos la cargaba, por momentos la dejaba caminar a su costado. Por momentos era Daniel el que la cargaba. Ahora que eran menos personas, la necesidad de mantener una formación estricta e ir en fila india se había relajado. Por un lado, eso tranquilizaba un poco a Steph, que debía preocuparse por hacer cumplir a su hija la norma. Por el otro, le preocupaba, porque indicaba que estaban siendo menos cuidadosos.

Steph había mantenido silencio la mayor parte del camino. Entendía la situación y no podía impedir sentir algo de alivio por la separación de Angelo y su familia. Esos muchachos habían gozado una vida de privilegios en la colonia y creían que podían exigir ese mismo trato aquí afuera. Steph no podía evitar odiarlos un poquito. Esa vida era justamente la que ella había tenido antes de que la degradaran y había pasado años planeando la manera de recuperarla. Lamentablemente nada de lo que había intentado había funcionado. Ahora administración central se había desecho de ella definitivamente.

De pronto Teresa dejó de caminar y los demás tuvieron que detenerse también. Ella les indicó que se apoyaran contra una pared y todos obedecieron.

"¿Qué sucede?", preguntó Cristian. "¿Qué hay ahí adelante?"

Prendió uno de sus artefactos. En el mapa podía ver que lo que tenían por delante era lo que alguna vez había sido un centro comercial. Incluso tenía fotos de cómo había sido antes: Un espacio abierto que daba a grandes tiendas de techos cerrados. No obstante, no tenía forma de saber cómo era ahora.  Quizás si hubiese tenido un dron, lo habría podido enviar por delante.

"Ahí es un punto de encuentro", les explicó Daniel. "Ahí se encuentran comerciantes de distintas colonias de la zona. Incluso de la Quintana. Ahí se intercambia de todo"

"¿No es peligroso?", preguntó Steph.

"En extremo", respondió Teresa. "Por eso lo más lógico sería separarnos. Que yo vaya con Cristian y ustedes dos se queden con Daniel. Pero no podemos hacer eso. No tenemos tiempo y muchas cosas podrían salir mal, así que vamos a arriesgarnos. Iremos juntos"

Daniel se arrodilló junto a Naomi.

"¿Cómo estás? ¿Muy cansada?"

La niña negó con la cabeza.

"Hasta ahora te has portado muy bien. Has sido muy valiente. Necesitamos que sigas así cuando entremos a este lugar. ¿Podrás hacerlo por nosotros?"

Naomi asintió. Steph no pudo evitar sonreír.

"¿Qué queremos conseguir ahí dentro?", insistió Cristian. "¿Hay algo en especial que querramos intercambiar?"

"Necesitamos un transporte. Caminando no vamos a llegar a nuestro destino", dijo Teresa reiniciando su marcha. Los demás la siguieron.

"¿Un transporte? ¿Un carro o algo así? Eso debe ser costoso", comentó Cristian. "¿Qué tenemos que ofrecer nosotros? ¿Tenemos algo valioso?"

"No te preocupes", respondió Teresa. "Ya se me ocurrirá algo"

Cristian no quiso insistir. La imagen de Angelo rogando para que no lo abandonen se había impreso de manera bastante fuerte. La cara de su hermana no lo había impactado, tampoco la del muchacho mayor. Ambos se habían portado mal y se lo merecían en cierta manera. La madre era la que lo había malcriado y él fue el que no se dio cuenta de nada. Pero Angelo había buscado lo mejor para su familia en todo momento. Aparentemente se terminaría hundiendo con ella.

Réquiem por TrujilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora