Capitulo 19: La colina de Manzanas

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—¡¿Cómo que dormiste con el?!

—¡No en ese aspecto!

—¡Pero lo hiciste!

—Osea... Si... Pero nadamás —dije, mientras jugueteaba con mis dedos.

—Podría comenzar a llamarte fornicadora, si, eso serviría.

—¡Adam!

—Va, ya, solo me gusta molestar, ya sabes... Hicieron... ¿Ñuqui ñuqui?

_¡Te dije que no! —la risa del castaño se escuchó desde la otra línea del teléfono, y yo solo desee estar ahí para sacarle los ojos.

—Okey, todo bien, pero... Debes saber bien cómo van las cosas —me quedé callada, y lo escuché atenta —Llevan tan solo un mes de conocerse, y está bien que ya hayan hecho cosas juntos, pero también debes darte tiempo de conocerle más ¿Comprendes?

Adam tenía razón, debía de darme tiempo. Tal vez me faltaba mucho por conocer de él.

—Si, entiendo.

—Oh mi querida saltamontes, me alegra que lo entiendas —sonreí y negué con la cabeza —Ahora si me disculpas, debo ir a desayunar, ayer por la tarde la histérica de mi madre casi me coloca un rastreador... Dios, no se cómo es que no tengo uno ya —dijo Adam con cansancio.

Suspiré, y por un momento sentí tristeza por el castaño.

—Esta bien, ve, y desayunas bien —respondí.

—Como digas nena, adiós.

—Adiós — colgué, y me recargue en el mesón.

Tomé las tostadas, junto al tocino y huevo estrellado, que había hecho para Elliot, y lo subí junto al vaso de su jugo favorito (que por cierto, me dijo ayer que era el de mango).

Subí las escaleras, y después di la vuelta por el pasillo que daba hacia la habitación de Elliot. En el pasillo me encontré con Gomita, quién se fue conmigo para despertar al pelinegro.

Gomita se subió a la cama, y comenzó a darle lengüetadas al rostro pálido de su dueño. Elliot de poco en poco se despertó, y después se incorporó, tocando con sutileza el lado donde yo había dormido.

Cuando tocó la almohada que había dejado ahí, Elliot esbozo una sonrisa. Me quedé callada, solo para ver qué más hacía. Pero cuando tocó más la almohada, hizo una mueca y comenzó a detallarla.

—Esta cosa no es Ness...

Susurró, y entonces me acerqué a él.

—No, esa es mi almohada, yo estoy aquí —anuncié divertida.

—¡Ness! —exclamó.

—Si soy —me recargue en la cama, y tomé su mano —¿Tienes hambre? —pregunté.

—Cada que me levantó, si, ¿Por qué? —frunció sus cejas.

—Te he hecho el desayuno.

—¿En serio? —preguntó sorprendido.

—Si, anda, siéntate bien, y toma —Elliot se sentó de mejor manera, y coloqué el plato en la cama, para que el pudiera comer.

—Huele a... ¿Tocino? —dijo él con una ceja alzada.

—Y huevo estrellado, Amanda me ha dicho que es uno de tus desayunos favoritos — respondí, mientras veía su reacción, esperando que le gustase.

Elliot se llevó el bocado a la boca, e hizo un gesto. Por un momento creí que no le gusto, pero después cerró los ojos.

El amor es Gris [Libro #1 Completa ✓]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant