Capitulo 28: "Bola de hipócritas"

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~ Elliot Thorne ~

Cuando dije eso, Ness me miró con confusión.

—¿Quién ha vuelto? —preguntó nerviosa.

—Bueno... Es... No es de importancia, solo ha vuelto un amigo.

—¿Iras a verle?

—Esta en mi casa, pero no, prefiero ir mañana, hoy me quedaré contigo.

Ella me tomó de las manos, y sonrió.

—No. Ve a verlo, de seguro viajo desde lejos para verte —la mire, y pude ver qué ella tenía amor en sus ojos —Yo estaré bien, además, necesito estar con mamá.

—¿Segura? Me quedaré, cuidare a tu madre, y a ti, ¿Si?

Ness me tomó del rostro, y dió un beso corto. Y con ese solo beso, me reinicio la vida, haciéndome sonreír, y mirarlo como lo más hermoso. Y asi era.

—Ve... Yo estaré bien, si sucede algo, le pediré a Adam que venga.

—¿Adam? —repetí —Ahora que lo pienso, no lo he visto en mucho tiempo.

—Ya lo verás, estará de insoportable contigo, lo juro —sonrió, y dió otro beso en los labios.

Cuando ella se quisó separar, lo impedí con una sonrisa juguetona, tomándola del cuello, para besarla más. Mordí su labio, y roce su lengua con la mía. Ella hizo lo mismo, y yo la seguía besando con brusquedad. Me separé de ella, y termine dándole un beso en su nariz.

—Te acompaño, y después me iré, ¿si?

Ella asintió, me tomó de la mano, y caminamos hasta su casa. Una vez ahí, le dije que vendría mañana por la mañana a verla, y que en cuanto llegará a casa, le marcaría.

Por qué, joder, estaba más que preocupado por Nessa. Pero también debía alejar a Stephanie de mi vida, por qué sinceramente, no imagino a qué regresaría después de cuatro años.

Me despedí de la pelirroja, y me adentré en mi auto, para conducir a toda velocidad. Y como aún no me acostumbraba a las fuertes luces, me puse mis lentes negros.

En menos de diez minutos, llegué a mi casa, le pedí a mi chófer que guardara mi auto junto a los otros tres, para que sea más rápido todo esto.

En cuanto abrí la puerta, escuche risas. Fruncí el ceño, y fuí directo a la cocina. Cuando entre, me detuve en seco, en cuanto los vi a todos ellos.

Mi mirada se posó sobre mi hermano, segundos después, quién estaba en una esquina del mesón, con los brazos cruzados y un rostro de pocos amigos.

—¡Elliot! — gritaron en unísono.

Diego, Jonathan, y Cony, se acercaron a mi para abrazarme. No pude si quiera parpadear. Tampoco pude abrazarlos. No pude moverme un poco.

—Dios, Elliot, que cambiado estás —soltó Diego, quién me mostraba una de sus sonrisas más amplias.

—¡Thorne, cuando me enteré que volviste a ser el mismo de antes, no pude evitar no venir! — exclamó Cony, quién me daba palmaditas en el hombro.

El amor es Gris [Libro #1 Completa ✓]Where stories live. Discover now