15: Lamiendo botas

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Sargas

—¿Vas a matarme? —preguntó Sargas al ver al fin al rey asomarse a la mazmorra en la que lo había encerrado.

—¿Quieres morir? —fue la respuesta de Lesath.

—Por la causa correcta —dramatizó el bastardo.

Irónico que le quedara humor para ello, dada la pésima alimentación de los días en cautiverio, la falta de compañía y la ausencia total de luz. De pronto, se veía como el reflejo de aquella risa que mostró al ver envenenado a su hermanito: con orejas profundas, mejillas hundidas y una palidez enfermiza.

No es como si tuviera dónde ver su reflejo, pero Sargas se sentía mejor así. Sabía que cada día en aquel agujero se parecía menos al maldito joyero con el que solía fornicar su madre.

—Seis curanderos dieron por muerto a Antares —dijo el rey a Sargas desde afuera de los barrotes.

—Qué romántico, que siguieras intentando después del quinto.

—Tus chistes te condenan, Sargas, mejor ahórralos para cuando estés seguro de tu suicidio.

—Nacer me condenó, majestad. Mis chistes solo hacen llevadera la perpetua.

—Si hubieses querido matar a Antares, lo habrías hecho —acotó Lesath haciendo caso omiso a lo anterior—. Pero está vivo. Y en coma. ¿Cuál es el antídoto?

—Soy bastardo, no imbécil. No está tu puta aquí para defenderme, y realmente no me provoca morir hoy. Te diré cómo revertir el estado de Antares cuando me sienta seguro, o cansado de verte suplicar. Lo que pase primero.

—Entiendo por tu actitud que te ha gustado mucho tu alojamiento, hijo mío. No te preocupes, te daré el tiempo que necesites para disfrutarlo.  —Lesath se volvió hacia el guardia que lo había acompañado hasta ahí—. Desaloja los calabozos de todos los presos y envíalos a las minas. Este lugar será el hábitat de su alteza, ¿de acuerdo? A partir de ahora, estás a su disposición. Ayúdalo a decorar.

Habiendo dicho eso, Lesath abandonó las mazmorras. Aunque él podía domarse a sí mismo, había algo en su sombra que vibraba con cada nuevo paso, retumbando impotente en las paredes.

~✨🧡✨~

Shaula

—¿Ves sensato eso de presentarte en el consejo cuando tu madre ha muerto, tu hermano menor está de gira y el heredero envuelto en un escándalo por no asistir al funeral de su madre? —cuestionó la preparadora al ver que las doncellas vestían a Shaula para su reunión.

Shaula sabía que Antares no estaba de gira, pero su padre insistía en negar su estado de salud para que no se supiera lo del envenenamiento.

Sabía también que la ausencia al funeral no era el único escándalo en el que estaba envuelto Sargas. Luego de la cena familiar, los rumores sobre su «maldición» corrieron como pólvora por todo el castillo y de ahí a las fronteras para terminar de regarse por el reino. Ahora se hablaba de él por todos lados como «el príncipe maldito», aunque en cada rincón se inventaban un motivo diferente.

Mejor para Shaula. Que se concentraran en hablar de los varones mientras ella buscaba su lugar en la monarquía.

—Es mi responsabilidad asistir, lady Briane —contestó Shaula.

—Al menos viste de negro, estás de luto. ¿O lo olvidaste?

«Cómo olvidarlo».

      Shaula estaba a punto de llegar al consejo cuando unos hombres de la guardia personal de su padre la emboscaron.

Monarca [Completa] [Saga Sinergia]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang