Mono con navaja

28 2 2
                                    

Era un trozo de rama caído junto a un cascote semienterrado que había quedado de la época de la remodelación de la plaza.

Una tarde, un niño que andaba persiguiendo a las hormigas lo encontró y, levantándolo en el aire, exclamó:

—¡Mirá, mamá! ¡Una varita mágica!

A lo lejos, la voz cansada de la aludida respondió:

—Dejá eso, mi amor, no levantes cosas del piso...

El pequeño, fiel al espíritu de los de su raza, en lugar de obedecer el pedido de la madre, comenzó a correr en círculos con la ramita en alto.

—¡Soy Gandalf! ¡No vas a pasar! ¡Huyan, tontos!

El movimiento o el griterío o, con más probabilidad, las dos cosas juntas despertaron al trozo de madera de su letargo:

—¡Argh, niño! ¡Qué es este alboroto!

El niño se detuvo y miró, lleno de asombro y alegría, lo que tenía en la mano.

—¡La varita habla, mamá! ¡Soy un mago de verdad! ¡SOY UN MAGO DE VERDAD!

¡CÁLLATE!

Por fin hubo silencio. Sin embargo, las lágrimas en los ojos de su portador le hicieron saber al palito que dicho logro no duraría mucho tiempo, de modo que cambió el tono:

—Espera, espera, tienes razón —se apresuró a admitir con voz calma—. Sí soy una varita mágica. ¿Cómo te llamas?

—...Santi.

—Santi. Te agradezco que me hayas levantado. Sí, soy una varita mágica —repitió—, y te convertiré en el hechicero más poderoso del mundo, pero tienes que hacer lo que yo te diga. ¿Entiendes?

El niño se limpió los mocos con manga del buzo antes de contestar:

—Sí.

—Muy bien. Lo primero que tienes que hacer es llevarme a tu casa. Me esconderás en tu cuarto y no le hablarás a nadie sobre mí. ¿Entendiste?

—Sí.

Si hubiera tenido un rostro, la vara habría sonreído, complacida.

Así fue como, por fin, comenzó el viaje del héroe de Santi como aprendiz de mago, el cual terminó de la forma más abrupta cuando, casi sin darse cuenta, dejó caer la varita mágica, sencillamente porque se había aburrido del juego.

Una vez que pasó el shock, la exvarita pensó que debería recordar que los niños de cuatro años no son buenos Elegidos.

Ciudad mágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora