Emilce separó sus labios de los de su novio y lo abrazó para estirar, luego, el brazo para que admiraran juntos el anillo con el que este le había propuesto matrimonio.
-Era de mi madre -explicó el joven-. A ella se lo dio mi abuela, y a ella, mi bisabuela, y así. Hace generaciones que está en la familia. Cuenta la leyenda que perteneció a una princesa a la que su amado engañó y que murió de tristeza, y se dice que su espíritu protege a la portadora para que tenga un matrimonio feliz.
-Oh, eso es hermoso -dijo Emilce-. No creo en fantasmas, pero, por vos, voy a hacer de cuenta que sí -agregó, y le dio un beso en la nariz.
¡Pobre Emilce! Más le hubiera valido creer; así, por lo menos, no la habría tomado por sorpresa el frío glacial que envolvió su cuerpo inmediatamente antes de que el espíritu de la princesa saliera del diamante para poseerla y vivir, una vez más, el matrimonio del que no había podido disfrutar en vida, a modo de venganza sobre los descendientes de su examante.
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Ciudad mágica
FantasyRelatos ambientados en la mejor ciudad del mejor país del mundo (? Antología para el desafío Noviembre Fantástico organizado por @R_Crespo