Profecía ™

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El Antiguo Maestro permaneció inmóvil, con los ojos y la boca abierta, incapaz de articular palabra, mientras, ante él, el muchacho yacía inerte en la hierba, con la espada todavía resplandeciente en la mano. A unos metros, el portal interdimensional permanecía abierto; del otro lado, se alcanzaba a ver una biblioteca bastante pequeña, más parecida a un pasillo lleno de libros que a otra cosa. Más allá, el rey de los dragones asolaba el pueblo más cercano.

—¿Qué... qué pasó? —preguntó cuando recuperó el habla.

Se volvió hacia su aprendiz, a la espera de una respuesta.

—¡No lo sé! —dijo este con un timbre de voz más agudo de lo habitual—. ¡Tenía todas las marcas de la profecía! ¡El mechón azul, el lunar con forma de nube...!

—Estrella —corrigió el Maestro.

—¿Qué?

—Estrella —repitió aquel pasándose la mano por la frente—. Has traducido mal.

—Pero el símbolo...

—El símbolo para estrella es casi igual al de nube; la única diferencia es un punto diacrítico abajo. ¿No leíste el manuscrito?

El aprendiz empalideció.

—Sí, lo leí —dijo—, pero la hoja estaba muy deteriorada; tenía muchas manchas... No me diga que me equivoqué.

—Sí, lo has hecho —respondió el anciano—. Debes volver —agregó señalando el portal— y buscar al verdadero Elegido.

—No quiero volver, esa ciudad es horrible —se quejó el joven—... Y, de cualquier manera, ¿a quién se le ocurre escribir profecías en código?


Ciudad mágicaWhere stories live. Discover now