Jerry Lee Lewis

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Esteban miraba todo a su alrededor sin entender muy bien que debía hacer o que debía decir.
abrió la cigarrera unas cinco veces en una hora, generalmente no fumaba tanto pero estaba nervioso, y el tabaco solía tranquilizarlo.

Estaba allí, en un rincón, arrepintiendose de sus decisiones; le había prometido a Francisco acompañarlo a una de sus reuniones en uno de los sótanos después de mucho insistir, pero más temprano que tarde se dio cuenta que no era un sitio para él: habían parejas de hombres y de mujeres en cada rincón; se besan y bailaban entre si al ritmo de un viejo tocadiscos que giraba sin parar y
dejaba escuchar canciones que Esteban no conocía porque eran inglesas.

Todo el ambiente estaba colmado de humo y alcohol, parecía una fiesta sin serlo, pues todos los debates cortaban un poco el clima.

Esteban no estaba comodo ni de acuerdo con las cosas que escuchaba; para él no era natural la homosexualidad, era un delito y siempre lo sería, no le veía el caso de protestar por eso, lo veía innecesariamente peligroso.

Vio llegar a Francisco que por el contrario suyo, conocía a todos y claramente estaba en su sitio preferido.

-baila conmigo-le dijo tomandolo de la cintura

Esteban no se acostumbraba a tocarse en público, aunque nadie los estaba viendo y de hacerlo claramente a nadie le molestaba

-no sé bailar esto, no sé ni lo que es...

-¿cómo no conoces a Jerry Lee Lewis?

-no, Fran, yo escucho Anibal Troilo

-ah dale, eso no se puede bailar, esto es Rock, vamos...

-no Fran, y de hecho creo que no quiero estar más acá, mejor te espero en casa...

-no amor, aprovechemos este lugar, siempre estamos encerrados en casa...

-y así debe ser, esto es una fantasía

-a mi me parece que es bastante real

-no lo es, salimos de acá y vamos a volver a...

-bien-dijo resignado y a la vez seguro no querer, bajo ningún termino, permitir que su noche se arruine

Volvió a bailar con Ana, que como Esteban descubrió allí, era lesbiana, y él se sentó en un sofá que acababa de desocuparse junto a un tipo que parecía igual de serio que él.

Decidió encender su sexto cigarrillo cuándo sintió la mirada del sujeto a su lado encima suyo.
lo miró un segundo y el hombre, lejos de la seriedad que aparentaba, le sonrió

-¿es su primera vez acá?

Esteban miró a Francisco bailando, tan lindo y libre como debería ser siempre, y asintió

-si, me trajo él, pero dudo volver, claramente no es para mí

-para mi tampoco, y no debería serlo, soy policía...

Esteban se puso tan tenso que el tipo, al notarlo así de nervioso, empezó a reír

-tranquilo, soy policía por imposición, y maricon por naturaleza

-ya veo...

-soy Enzo ¿y usted?

-Esteban

-Esteban-le dijo-le voy a dar un consejo. en este lugar pasan muchas cosas, muchos vienen acá escapando de sus casas, generalmente gente joven; otros vienen a buscar algo que no consiguen en otros lados, pero son efímeras, son cosas de una noche, si entiende lo que quiere decir

-supongo que sí

-lo que usted tiene ahí-dijo mirando a Fran-realmente es algo que no existe, es algo muy difícil de suceder. a usted le sucede. entiendo que da miedo, pero yo que usted me relajaria y disfrutaría más una relación como esa, no se da todos los días

Esteban sintió que aquello era cierto, aunque a veces le costaba darse cuenta.
tenía a ese hombre maravilloso enamorado de él, sensible, delicado y totalmente servicial con él,amoroso, en un contexto en el que ser libres era posible, al menos por unas horas.

No estaba seguro de lo que debía hacer, pero se puso de pie y caminó hasta él, que observó su llegada sonriente.

-¿querés bailar conmigo?-le preguntó nervioso, demasiado, no entendió porque hasta que se dio cuenta de que exactamente eso,invitar a un chico a bailar con él, había sido una fantasía desde los doce años. siempre había querido bailar con otro chico,imaginaba que así era, mientras lo hacía con una chica

-quiero bailar con vos-le dijo Fran abrazandolo por los hombros

-y a Ana que la parta un rayo-dijo Ana fingiendo molestia

-te lo voy a devolver en minutos, seguramente segundos, soy de madera bailando-le respondió Esteban abrazando a su chico por la cintura

Ana se fue a invitar a una chica a beber un trago mientras ellos empezaban a bailar.

Finalmente no fueron segundos ni minutos, el tiempo había desaparecido.

Bailaron juntos,abrazados, al ritmo de una música lenta, que aunque Esteban no comprendía, disfrutaba.

No dijeron nada porque no lo necesitaban, solo se mecian suave y se acariciaban, Fran con su cabeza apoyada en su pecho y Esteban apoyando su mentón entre su pelo.

Cuando Fran subió sus manos y le tomó la cara para besarlo, Esteban no se lo negó, se dejó besar disfrutando ese contacto sin sentirse perseguido ni observado, porque por ese rato, en ese sótano, fueron libres.

●●●

Dos días después, Esteban debía morderse la lengua para no gritar.
lo veía de pie en su locker metiendo sus pertenencias en una caja de cartón, sin decir una sola palabra.

Él, desde su escritorio, tampoco decía nada, estaba atado de pies y manos, uno de los dos debía conservar el empleo si querían seguir comiendo, sabía que Francisco era heredero,no solo de la casa si no también de una abultada cuenta en el banco, pero no era el caso.

Cuándo Francisco se fue del correo sin mirarlo, él se puso de pie y caminó hasta su jefe.

-¿qué pasó?-le preguntó con el corazón latiendo de forma violenta

-¿con el cartero? nada, estuvo detenido...-y bajando la voz,agregó-por puto

-¿y?-preguntó él sintiendo como una vena sobresalía de su frente

-¿como "y"? yo acá no quiero delincuentes

-no es un delincuente...

-ah, Esteban, vos sos un generoso, pero yo acá no quiero a ningún enfermo de esos

Esteban sonó su cuello y se retiró de la oficina sintiendo un fuerte dolor de cabeza.

No sería el último.

1950: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Where stories live. Discover now