1984

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1950 quedó atrás, pero tan atrás en el tiempo que casi no pudieron notarlo.

aunque lo hicieron, por supuesto, el paso del tiempo se les notó en la piel, que se fue arrugando lento como un árbol entrado el otoño.

a una década de lucha le siguió otra, una más amena, tal vez, los años 60 fueron más musicales, suaves y coloridos, al menos para Francisco, que la era hippie le fascinó de principio a fín.

La década de los setenta fue dura y oscura, demasiado, era casi como volver a los cincuenta pero mucho peor, tanto miedo en las calles que a veces el recuerdo de cuándo se conocieron y las circunstancias les parecía una época dorada.

Sin embargo el tormento llegó a su fín, los ochenta llegaron para dar un poco de alivio, o eso se respiraba, aunque a Esteban, a ese punto de su vida,le daba igual.

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Religiosamente cenaba cada viernes con Felipe y su compañero en la casa que ellos compartían.
disfrutaba esas cenas, le gustaba verlo feliz, todavía no eran tan libres como deberían, pero eso se acercaba, se podía sentir.

Sin embargo siempre tenían la misma discusión al momento de separarse

-está jodida la calle, viejo

-¿jodida? jodida estaba antes

-dejame llevarte al menos

-no, Felipe, quedate en tu casa que todavía sé como llegar a la mía

-bueno pero me llamas cuándo llegas...

Esteban siguió su camino y subió a su auto

-¡cuidate!-le gritó Pipe que se quedó de pie en la puerta de su casa viendo el auto desaparecer en la esquina.

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Algunos decían que era demasiado viejo para manejar, pero Esteban no lo creía, le gustaba tener el control de algo, aunque sea subirse frente al volante y manejar por un rato.

Cada viernes, religiosamente, iba al mismo lugar.
Conocía Congreso como la palma de su mano, había recorrido sus calles cientos de veces.

Sin embargo a donde iba era nuevo para él, al menos lo fue la primera vez que entró.

Hotel Savoy.
todos sabían lo que pasaba en el hotel Savoy los viernes a la noche, y aunque todavía era peligroso frecuentar sitios así, era muy distinto a un sótano.

Todos los viernes se sentaba en el mismo lugar y tomaba una copa.
escuchaba la música moderna, que no le disgustaba, y se quedaba una hora o dos sumergido en ese universo alterno, a metros de Plaza de Mayo que para entonces ya era un símbolo patrio.

La primera vez que lo vio fue ahi, en el hotel.
durante algunos años volvió a verlo pero fue distinto.
el chico se hizo famoso.

Esa noche, sin embargo, fue uno más.
Esteban lo vio bailando y quedó hechizado, y supo que su mirada fue captada por sus ojos verdes en cuánto el flaco se acercó a él asustado y se apoyó en la barra, al lado suyo.

-señor ¿está bien?-le preguntó con miedo. Esteban supo porque

-bien, cansado

-sabe que este es una fiesta gay ¿no?

-si, lo sé-le dijo él sonriendo-no soy policía, no estoy perdido, y no te estoy mirando para levantarte, podrías ser mi nieto

el muchacho sonrió relajado y encendió un cigarrillo. Esteban ya no fumaba, el tabaco no era bueno como antes.

-que exagerado, ¿cuántos años tiene?

-los suficientes para que me trates de usted

volvió a sonreír y apoyó sus brazos en la barra

-entonces ¿porque me mira tanto? ¿tan lindo soy?

-te miro porque me haces acordar a alguien

-ese truco me lo sé

fue Esteban entonces él que sonrió

-¿ese alguien donde está?

-no está-le dijo. mencionarlo ya no dolía como antes, pero aún lo hacía -no está más

En algún mes de 1980 Francisco lo dejó en el camino y él supo que había tenido razón, iba a morir joven.
fue triste pero gratificante que no lo haya hecho en manos de policías, fue algo natural, como ocurre a veces.

-ah...lo lamento, pero yo creo que siempre están

-¿si?

-si, seguimos viviendo. cuándo yo no este espero seguir acá a través del rio, de la música...soy músico yo

-es lindo pensar eso

-¿como te llamas?

-no la quieras arreglar ahora tratandome de vos

-bueno che, nada te viene bien-le dijo riendo

-me llamo Esteban

-bueno, Esteban, estoy con unos amigos ¿querés venir?

-no pibe, gracias, anda a divertirte

el muchacho se fue pero volvió casi impulsado por algo que no entendía.

-creo que el que se parece a mi y no está, tal vez esté ahora conmigo, siento que querría decirte que te diviertas más

Esteban sonrió y sintió ganas de llorar, no de tristeza, si no de alivio. Francisco había encontrado la manera de seguir retandolo de alguna forma.

-seguro diría eso-le dijo sonriendo

-soy Federico, por cierto

-un placer conocerte, Federico

Esteban se quedó allí viendo la juventud, pensando que fue Francisco,entre tantos otros,los responsables de que hoy la gente viva un poco más libres.
sabía que vendrían más, sabía que lograrían más cosas, sabía que algún día lo tendrían todo, y lo sabía porque Francisco se lo había enseñado hacia treinta años atrás.

●●●

Llegó al auto y se sentó al volante.
bajó el espejo dónde tenía una foto de Fran de unas vacaciones pasadas y la tomó.

-increíble como me seguís molestando, eh-le dijo acariciandola-ese lugar...-dijo mirando al hotel que seguía de fiesta-te hubiese encantado...sigo orgulloso de vos-susurró despacio antes de besarla, dejarla en su lugar y poner el coche en marcha.

Fin

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1950: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Where stories live. Discover now