41 | Enamórate de mí

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41 | Enamórate de mí


Scarlett

Mientras caminamos hacia el lugar donde Jethro me lleva, no puedo evitar sentirme sorprendida por lo encantador y tierno que es. Me cuenta sobre su vida, sobre la pérdida de su padre y el papel que su tío ha desempeñado en su vida. Aunque estuvo en el ejército por un tiempo, su naturaleza pacífica lo llevó a renunciar y seguir su pasión por el arte. Ahora se dedica a la pintura experimental, y su entusiasmo por ello es contagioso.

Durante toda la noche, Jethro ha estado haciendo trucos de magia que me han hecho sentir muy cómoda. Tiene una belleza extraña, una mezcla única que supongo que se debe a su descendencia italiana.

Quizá, solo quizá, si no quisiera asesinar a Christopher con mis propias manos en este momento, podría disfrutar de esta cita a ciegas. Pero no puedo quitarme de la cabeza lo que hizo Christopher. Nunca creí que podría traicionarme de esta manera.

Pasé todo el día imaginando este momento con él, esperando que finalmente pudiéramos dejar de lado nuestros problemas y disfrutar del tiempo juntos. Pero parece que él tiene una idea diferente de lo que necesito.

Christopher es un imbécil. 

—¿Te gustaría venir a mi estudio? Te sentirás como niña en dulcería, bueno... si te gustan los dulces.

—Lo siento, ¿qué dijiste? —me disculpo, dándome cuenta de que mi mente estaba en otra parte.

Él sonríe comprensivamente. 

—Te pregunté si te gustaría ir a mi estudio. Está muy cerca de aquí —responde, su voz suave y tranquilizadora —. Christopher hizo una reservación en un restaurante, pero me gustaría prepararte unos raviolis con la receta de mi abuela.

Sus palabras me sorprenden gratamente. 

—¿Sabes cocinar? —pregunto, mi curiosidad picada.

Él asiente con una sonrisa traviesa 

—Sì, sono un cuoco eccezionale.

—¿Qué significa eso? —pregunto, sin estar segura de si entendí correctamente.

—Ven conmigo y te lo demostraré.

Me siento un poco incómoda ante su respuesta y doy un paso hacia atrás, sintiéndome repentinamente consciente de la situación. Jethro parece darse cuenta de mi malentendido y rápidamente intenta aclarar las cosas.

—No me refiero a eso —explica, notando mi incomodidad —. Solo quiero enseñarte lo que sé hacer en la cocina para que tú misma lo compruebes.

Me disculpo rápidamente, sintiéndome un poco avergonzada. 

—Lo siento, estoy acostumbrada a salir con... bueno, ya sabes con imbéciles — admito, sin poder evitar una risa nerviosa.

Jethro suelta una risa suave y me mira con diversión. 

—¿Te refieres a Christopher? —pregunta, con una chispa traviesa en sus ojos.

—¡No! —exclamo rápidamente, intentando encontrar las palabras adecuadas. —Chris y yo solo somos..."

Me detengo, dejando la frase en el aire mientras mi mente se sumerge en la confusión. ¿Qué somos realmente Chris y yo? No somos amigos, pero tampoco somos solo conocidos. No somos pareja, pero tampoco estamos completamente separados.

Finalmente, las palabras escapan de mis labios con una amargura inesperada: 

—No somos nada —respondo con una amargura inesperada —. ¿Sabes qué? Sí quiero ir a conocer tu estudio.

Corazones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora