Capitulo 28 /Prt2

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Miel Vogrincic

Me desperté a eso de las nueve de la mañana, Pipe me estaba abrazando. Estábamos frente a frente.

Abrí despacio los ojos y me quedé mirando como dormía, el corte de pelo turro ya no existía, nuevamente tenía el pelo largo, este chico es la reencarnación de Rapunzel. Sus ojitos levemente cerrados temblaban y su respiración era tranquila, me quedé trazando líneas imaginarias con sus hermosas pecas que adornan su rostro.

Sentí unas pisadas en el pasillo, por un momento se me pasó por la cabeza que podría ser Simón, así que con el dolor de mi alama me levanté de la cama y salí de la habitación.

—¿Que hacías ahí?—

—¿Que te importa?—

—¿Te lo cogiste?—

—Ay, ojalá boludo— negué con la cabeza mordiendome levemente el labio.

Matías me pegó una cachetada despacio y siguió su camino.

—Bo...— me preocupaba que dijera algo sobre lo que escuchó o vio. Quedé mirando su caminata —Mati—

—Yo no ví nada...— Volteó, me guiñó un ojo y haciéndome un fuck You bajó las escaleras.

Negué con la cabeza y entré a la habitación dónde se encontraba durmiendo Simón. Sonreí instantáneamente al ver cómo dormía, hacia un pucherito muy tierno y más encima frunce el ceño.

Me acosté levemente a su lado, espalda con espalda, y dormí unas tres horas más hasta que Simón despertó por una llamada, haciendo que yo tambien lo haga.

—¿Todo bien?... Estaba durmiendo—

Miré a Simón hablar por celular, le hice gestos con las manos para saludarlo sin interrumpir seguido de una sonrisa. Él respondió de igual forma.

Me levanté dejando un beso sobre su mejilla y fui al baño por fin. Se hizo justicia por mi vejiga.

Después de hacer pis y arreglarme, me dirigí hasta el rico olor a comida que venía de la cocina.

—Ñami, ¿Que hay para comer?—

—Ravioles— Juani me sonrió.

—¿Ahora cocinas?, buen día—

—Buenas tardes mejor dicho y no, me estaba cuidando la olla— Malena entró a la cocina con diversos vegetales.

—Bueno, buenas noches— reí —¿Y Matías?—

—Salió a surfear con Pipe... O lo intenta por lo menos— negó con la cabeza.

—¿Comeremos los tres nada más?— Juani se alejó de la comida.

—Simón ya despertó, lo llamaron— asentí con la cabeza.

—¿Vos cómo sabes eso?— Malena me quedó mirando.

Me encogí de hombros.

—Buen día, voy saliendo a laburar, vuelvo en la noche— Simón entró sin previo aviso a la cocina —Miel, ¿Querés que salgamos a cenar?—

Asentí con la cabeza con una sonrisa.

—Bien, paso por vos— saludó casi corriendo y se fue rápidamente —¡Nos vemos!—

Salvada por el mismisimo.

—Bueno a comer— Me hice la boluda.

La boludeada se volvió boludeadora.

Con los chicos pasamos un almuerzo muy distinto, decidimos comer en el balcón de Malena mirando el mar mientras los ponía al tanto de mi situación amorosa.

Vení conmigo || Felipe Otaño Where stories live. Discover now