1. Reencuentro.

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Hacía apenas un mes que me había graduado. 

Hacía ya dos meses que no veía a Colton. 

Conducía por una carretera solitaria, centrada en mis propios pensamientos y escuchando la suave música de la radio. Los faros de mi coche eran lo único que me permitían ver hacia dónde me dirigía, por dónde iba. Una desazón me invadió. ¿Cómo reaccionaría él al verme? Los escuetos mensajes de texto y las llamadas telefónicas no eran suficiente para mí, no conseguían satisfacer las ganas que tenía de él. Nada se comparaba a estar frente a él, mirarlo a sus ojos marrones y sentirlo aunque no lo estuviera tocando.

Me estremecí por un escalofrío. Mi excitación y alegría por verlo eran equivalentes a la incertidumbre y los celos que ya se habían asentado en mi interior. No me gustaba ser posesiva, no quería mantenerlo atado toda la vida, pero era difícil tenerlo lejos y no pensar si estaría con otra. 

Él había emprendido su vida. Al fin había encontrado un trabajo que le gustaba de verdad; el inconveniente es que se encontraba a kilómetros de mí. Y allí estaba yo, conduciendo de noche para poder llegar cuanto antes a mi destino. Colton había alquilado un pequeño apartamento en la ciudad que estaba cerca del bloque de oficinas en el que ahora trabajaba. 

Reprimí una sonrisa, a pesar de que me encontraba sola en el coche, al imaginarme a Colton vestido con traje y corbata. ¡Quién iba a decirlo!

Me había asegurado que podría quedarme en el apartamento con él un tiempo, mientras yo decidía qué hacer y buscaba trabajo. Mi objetivo era estar cerca de él. No podría soportar tener que irme lejos y estar distanciados, otra vez.

Realmente me sentía insegura. Quizás sus mensajes eran lacónicos porque me escribía a desgana, debido a la amante que estaría esperándolo en su cama por las noches; o quizás se acostaba con muchas diferentes, casi como hacía antes de que yo apareciera en su vida.

Enseguida deseché la idea y la califiqué de estúpida, a mí misma me llamé estúpida. La confianza y la sinceridad eran dos pilares muy importantes en nuestra relación desde el primer momento, por lo que debía parar de pensar esas cosas.

Todavía tardé una hora más hasta que las luces de la ciudad comenzaron a iluminarlo todo. Reduje la velocidad y consulté la dirección que Colton me había enviado a mi teléfono. 

Conduje entre las luces y el ruido estridente. A pesar de que ya eran más de las doce de la noche, la gente no parecía querer ir a dormir. Todo el mundo iba y venía, entraban y salían de los bares y pubs, las chicas reían o soltaban algún grito de sorpresa divertido ante alguna broma de sus amigos. Y de nuevo me invadió un sentimiento de tristeza y alegría a la vez. ¿Cómo era aquello posible?

Cuando conseguí encontrar la calle en la que se encontraba el apartamento de Colton, me di cuenta de que ahora tendría que intentar encontrar un sitio en el que aparcar. Suspiré sonora y cansadamente. Era agotador. Di un par de vueltas a la manzana y entonces vislumbré un hueco. No lo pensé dos veces y aparqué, contenta de que al final no resultara algo tan imposible.

Me apeé y saqué mi equipaje del maletero. Mis dos maletas enormes y algún neceser eran demasiado para mí. Justo cuando cerraba el coche con la llave, noté a alguien a mis espaldas. Me puse tensa, pensando que podría ser cualquier borracho o algún ladrón.

—¿Puedo ayudarla, señorita?

Y entonces me giré lentamente. Aquella voz podría escucharla en cualquier parte y siempre la reconocería. ¡Dios mío! Me encontré con sus ojos, todavía más oscuros debido a la tenue luz de las farolas. Rostro debidamente afeitado, pero muchas cosas eran diferentes. Increíble que en tan poco tiempo hubiese cambiado de aquel modo. Su cabello ya no cubría ocasionalmente sus ojos, ni le asomaban mechones por detrás de las orejas, como solía hacer. El año pasado incluso había dejado crecerse el pelo todavía más, lo que no me disgustaba del todo. Pero ahora todo aquello no estaba. Su cabello oscuro era corto, tan corto que a duras penas podría pasar mis dedos por él y éstos serían cubiertos.

Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora