Capítulo 4

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Con mucho desgano me levanté de la cama; sí, me gustaban las clases; sí, estaba encontrándole cosas positivas a todo pero el despertarme desde las cinco de la mañana por los infernales pájaros era una mentada de madre. Ponerme la almohada sobre la cabeza me asfixiaría y estar echada en la cama no traería nada bueno así que me levanté a hacer algo decente de desayunar. Intenté de nuevo huevos revueltos; Norma me dijo que generalmente se acompañan de cebolla y tomate pero, particularmente, no me gusta ninguno de los dos así que decidí hacerlos simples. No salieron nada mal, tomando en cuenta que olvidé ponerles sal. Los acompañé con algo de frijol y café. Un vasto desayuno para comenzar el día. Hoy opté por llevar una sudadera ya que había mucha neblina y se sentía bastante frío. Justo a las seis y media esperaba a Norma en la entrada de su casa.

-Buen día, Lara.-

-Hola, Norma.-

-¿Dormiste bien?-

-Sí. La parte de despertar tan temprano es la que no me está agradando mucho.-

-Deberías salir a correr o algo para aprovechar tu tiempo.-

-Cociné.-

-¿En serio?- Preguntó asombrada mientras caminábamos hacia la escuela. Asentí orgullosa. -¿Qué tal?-

-No quemé la casa.-

-Todo un triunfo.-

-Definitivamente.-

-Hoy hablaré con el pastor para acomodar tus horarios y que puedas ayudar a Mónica con el equipo.-

-También debo acomodar las tutorías de matemáticas con la rubia.-

-Bueno, hablaré también con la rubia para que aproveches tu tiempo al máximo.- Llegamos a la escuela y ambas partimos en rumbos diferentes, ella a su oficina y yo a la clase de química. Al llegar, para mí sorpresa, ya la rubia se encontraba ahí. Pasé muy cerca de donde estaba ella y pasé de largo al final del salón y me senté. Saqué la tabla periódica y me puse a estudiar en lo que la profesora llegaba. Escuché como se levantó de su lugar y muy lentamente se acercó a mí.

-Ya elegí los elementos.- Me dio una copia de la tabla periódica con una mitad de los elementos pintadas de rojo. –Los que están en rojo son lo que tomé yo.-

-Perfecto.- Tomé la copia sin verla a la cara y continué estudiando. Se quedó parada por unos segundos. -¿Necesitas algo más?-

-Lo siento.- Se disculpó.

-¿Por qué?- Ahora sí la vi directo a los ojos. –Una parte de mí quiere colgarte y usarte de piñata.-

-No lo entenderías...-

-Honestamente no sé si quiero entenderlo. Creo que deberíamos apegarnos a lo que dijimos al principio, sólo a lo que tengamos que hacer y listo. Ninguna lidia con la mierda de la otra.- Levanté la mano a la altura de su cara. –Ni te atrevas a decir algo... me debes quedarte callada por la bronca que me echó Norma al creer que yo te había hecho algo.-

-Nunca dije que tú me hubieras hecho algo.-

-No, pero ella sacó la conclusión y tuvimos un acalorado intercambio de opiniones.-

-Te prometo que yo no dije nada en contra tuya.- Me veía a los ojos pero su voz se escuchaba tan frágil.

-Como haya sido, eso no se repetirá.- Tomé un largo respiro. –Si nos encontramos en cualquier lugar, ya sea el bosque, el arroyo o donde sea simplemente nos ignoremos y así nos evitaremos muchos amargos momentos. Disfruto mucho ir a esos lugares y no quiero dejar de ir sólo por evitarte.-

La Hija del PastorWhere stories live. Discover now