14. Número Oculto

10 1 2
                                    

Debía de tener alrededor de unas ocho horas en ese lugar, el callejón al lado del bar no era de lo más cómodo pero le era útil para desempeñar la tarea que se había propuesto. Era gracioso, ya había pasado un par de veces por allí y nunca se había dado cuenta que el local se llamaba Eugenias.

Vio que alguien se aproximaba, se arregló el sombrero para que la sombra le ocultara la cara y se asomó un poco más para tratar de reconocer a los transeúntes. Eran una pareja de jóvenes, de aproximadamente diecinueve años de edad, el hombre era alto y delgado con cabello marrón oscuro y la cara cubierta de horribles cicatrices producidas por el incansable azote durante años y años del acné; la muchacha era gordita, morena y con el cabello recogido. Ambos vestían ropa de lo más normal, jeans y camisa o blusa. Nada sospechoso.

Durante todo el día solo habían pasado por allí el Sr. No, la madre de Sara, unos jóvenes con cara de "odio mi trabajo", lo cual delato que eran empleados, y esos dos. Acababan de abrir al público por ende pensó que comenzaría a pasar más gente pero nada...

Escuchó a alguien más acercarse refunfuñando, vestía una camisa a cuadros y un jean desteñido; iba caminando a la puerta del bar mientras se fumaba un cigarro y se alborotaba el cabello amarillo con la mano libre. En ese momento se dio cuenta que tenía lentes de sol aunque acabara de caer la noche. "Que tipo tan raro, usando esos lentes a estas horas" pensó.

Estaba desmotivado, pronto seria la hora para volver a casa y aún no había obtenido ninguna pista importante para resolver el caso de la desaparición de Cat.

Le sonó el teléfono.


Mica terminó de leer el correo electrónico, solo le daban vueltas en la cabeza la palabras "mortal", "cacería", "exterminados", "poderes". En cierta forma era bastante excitante eso de participar en una competencia en el cual tendrías que usar poderes especiales para salir victorioso... sonaba a Anime. Pero no podía pensar en eso sin que de una vez se le viniera a la mente Cat, ¿Qué había pasado con ella entonces? Sara comento que fue secuestrada... ¿Cómo la podían rescatar? ¿Tendrían que viajar de nuevo a aquel mundo? La respuesta parecía ser "si". Lo que ocurría en ese mundo se resolvía allá y en este parecía no ocurrir nada... pero entonces ¿Cat?.

Una parte de él quería salir de una vez a encontrarse con Sara, convertirse en Swordman y buscar a su amiga... pero, ¿Sara sabría dónde buscar? La otra parte le decía "Es extremadamente peligroso... puedes morir" y tenía razón, si no se cuidaba podía terminar mal... ¿o no? Ya había muerto una vez en aquel mundo y allí estaba, en su casa, sano y salvo. Había muchas cosas que aún no comprendía de todo el rollo...

Su cabeza le comenzó a doler. Prefirió dejarlo así por esa noche pues además de que aún estaba anonadado por la revelación, sus padres no lo dejarían salir a esas horas. Buscó entre su torre de juegos el Final Fantasy VIII y colocó el disco número dos en el PlayStation. Quizás eso lo distraería un poco.

Pasó todo lo contrario de lo que esperaba, el juego lo único que hizo fue incentivar a su lado que quería ir a tomar parte de la aventura que se le estaba presentando... y por supuesto, salvar a su querida amiga. Rinoa, la "princesa en apuros" del juego, había sido secuestrada por una fuerza misteriosa y enviada al espacio; Squall, el héroe, tenía el deber de ir a salvarla. ¿Y que si él era el héroe en ese momento? ¿Cat lo estaría esperando?... No lo dudó, su amiga debía de estar asustada rogando a que alguien la rescatara.

Le sonó el teléfono. "¡CAT!" pensó, era la única que lo llamaba... además de Hugo pero esta vez solo tenía mente para ella. Se levantó de la silla y avanzo hacia su cama desarreglada para buscar el aparato. Cuando lo tomo se fijó en la pantalla y vio "Numero Oculto" donde debería estar el nombre o en su defecto el número que lo llamaba. Entre dudas y temores respondió.

La Balada de Omega: Primeros AcordesWhere stories live. Discover now