s e i s

126 29 9
                                    

Estaba hace unos 20 minutos en el puente y no había rastro de Brendon. Me asusté un poco, tal vez le había pasado algo y no tenía cómo saberlo. Mis sospechas se desmintieron cuando llegó, algo exaltado. Supuse que había estado corriendo.

-Lo siento.. Estaba en mi casa ordenando y se me fue la hora. Por favor, discúlpame.- Dijo recobrando el aliento y yo sonreí.

-No te preocupes.- Revolví su cabello amistosamente.

-Hace calor.- Dijo sacándose su sudadera y dejándola en el piso.- Sabes nadar?.

-Sí, por?.- Él sonrió maliciosamente.

-Yo no.- Seguido esto se tiró al río, que era lo bastantemente profundo y limpio para nadar ahí.

No dudé en tirarme al río también. Mi corazón latía como loco, esperando que estuviera mintiendo y se asomara sano y salvo por el río. "Tal vez esté alucinando" Pensé por un momento, hasta que lo vi. Me sonrió y mi alma volvió a mi cuerpo.

-Te asustaste?.

-Obviamente!.- Él se rió y yo rodeé los ojos sonriendo.

-Te lanzaste a salvarme.- Dejó de reír y sonrió sin mostrar sus dientes.- Eso es bueno.

Me ruboricé suavemente. Era verdad; Me había desesperado por salvarlo ¿Eso era bueno?.

-S-sí.- Dije algo tenso.- Sentí la necesidad..

Él se rió y se acercó a mi, sentí algo raro en mi interior. Nervios, nauseas, tal vez sólo alucinaba ¿Quién sabe..? Sentí algo sumamente repentino, algo suave, cálido, increíblemente delicioso.

Sus labios.

Pestañeé varias veces, pensando que estaba alucinando. Para mi sorpresa, no era así. A pesar de que fueron unos 3 segundos o tal vez más, se sintió como años. Locura, felicidad, emoción, lo era todo. Él me sonrió de forma cómplice. No sabía qué decir a si que reí nerviosamente. Me dejó completamente loco, en todos los sentidos posibles.

-Lo siento..- Se excusó al ver que no dije nada.

-Está bien, está bien.- Sonreí tiérnamente.- Estuvo bien..

Él me sonrío con un suave rubor en sus mejillas. Nos quedamos mirando en silencio, con sonrisas bobas en nuestros rostros. Cuando empezamos a sentir frío, salimos del agua. Cordialmente, lo invité a mi casa. Le dio un poco de vergüenza y se negó al principio, pero terminé por convencerlo. Nos fuimos riendo todo el camino y de vez en cuando el me abrazaba, intentando mantener el calor en nuestros cuerpos. Al llegar a mi casa, le presté algo como pijama y yo me puse el mío, nos acostamos en la misma cama, para mantener el calor humano en la habitación. En menos de lo que creí, nos quedamos profundamente dormidos estando abrazados.

Hallucination .ᐟ RydenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora