Capitulo 43: Cita

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(Tyler )

Al llegar a la comisaría comenzaron primero con las preguntas sobre lo que había sucedido. Pensé que Mark diría la verdad, pero solo se bastó a decir que habían comenzado a pelearse, sin decir la causa. Luego de que estuviera encerrado treinta minutos lo dejaron salir a hacer su llamada. Pensé que iba a marcar a Roy, pero, en cambio, noté que la voz del otro lado de la línea era James.

—¿Diga?

—James, soy Mark —susurró mientras tensaba la mandíbula diciendo las tres siguientes palabras a punto de derrumbarse—. Me han arrestado.

Silencio. En eso, recordé que James sabía que Mark había estado en el coche de Aaron y que ahora mismo debía estar pensando que lo habían arrestado por el accidente.

—Mierda, Mark, no puede ser cierto. ¡Maldita sea! —la desesperación de James me demostró que tenía razón.

Él creía que lo habían arrestado por mi accidente.

—Solo fue una pelea —le respondió Mark, confundido—. Dile a Roy que venga, no se lo cuentes a Fernando.

James soltó un suspiro, agradecido, a lo que Mark frunció el ceño.

—Eres un maldito imbécil. ¿Lo sabías? —Mark no respondió, sino que dejó la vista clavada en el suelo, perdido en sus pensamientos—. Está bien, llamaré a Roy —cuando la llamada iba a terminar Mark habló.

—Necesito que hagas algo más por mí.

—¿Qué?

Lo miré interrogante.

—La motocicleta de Tyler. La he dejado. Y necesito que la vayas a buscar por mí.

Escuché una maldición por parte de James.

—¿Dónde?

¿Y ahora qué iba a decirle Mark?
"Está en medio de una fiesta con puros hombres del barrio bajo de la ciudad, ya que corro en carreras ilegales con el nombre de Kevin. Sí, hermano, ya no soy el chico bueno de la familia."

—¿Recuerdas donde deberíamos estar viviendo si no hubiera muerto mamá? —parpadeé unas cuantas veces, atónito—. Pues la misma calle al final.

Recordaba a Roy decirle a papá que si no hubiera sido por Fernando nosotros viviríamos en la zona sur, en el peor barrio de Chicago. Así que vivíamos donde se hacían las carreras... Ni podía imaginarme vivir ahí. Pero sí me llamaba ir con James a buscar mi motocicleta, ya que de paso podía echarle un vistazo al hogar que hubiera sido mío si no hubiera muerto mi madre.

No pude ir a casa, ya que estaba bastante lejos y la comisaría estaba a unas pocas cuadras del lugar de las carreras. Así que sin perder tiempo me encaminé hacia ahí, dejando a Mark terminar su conversación con James, que ya debía estar partiendo. Al llegar me quedé junto a mi motocicleta, cuidándola por si alguien intentara robármela. Aunque, a fin de cuentas, ¿qué podía hacer yo si alguien la robaba? Nada. Era inútil.

Me basté a contemplar a las personas que había a mi alrededor. Por supuesto, no faltaban los chicos con sus chaquetas de cuero y sus caras de "soy un chico malo", ni las chicas, todas con vestidos ajustados, intentando ganar la atención de alguno de ellos. Y algunas salían ganando, mientras que otras solo se veían patéticas.

En todo mi cotilleo el tiempo se me pasó volando y James Ross hizo la entrada con su convertible, ganando la atención de la mayor parte de ellos. «¿Y cómo pensaba subirse a la moto al mismo tiempo que al coche?», pensé de inmediato, pero al ver que del copiloto se bajaba Marie Acuña mi incógnita fue resuelta. Me acerqué a ellos interrogante.

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataWhere stories live. Discover now