Capitulo 57: No existen los cuentos de hadas (PARTE 2)

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(Haley)

—Tyler, no te hagas el dormido, sé que estás despierto —le susurré en el momento en que Marie entró a la ducha, donde seguramente iba a quedarse un buen rato. La mata de cabellos rubios los entreabrió soñoliento, con una media sonrisa, para luego abrirlos totalmente al caer en la cuenta de lo cerca que estaba mi rostro de él—. ¡Feliz cumpleaños! —le sonreí.

Tyler parpadeó un par de veces, para luego soltar una risa, la cual intenté retener en mi mente. Quería recordar todos los momentos que nos quedaran juntos.

—Solo una persona con quien pasar mi cumpleaños y tengo que admitir que no ha comenzado tan mal como creía... —me respondió para enderezarse del suelo mientras yo, algo nerviosa, volví a mi cama—. ¿Qué sucede? ¿Pasó algo?

Negué con la cabeza, a lo que él me observó intrigado.

—¿Entonces qué?

No sabía cómo iba a tomárselo, tampoco si era mucho por mi parte, pero si ya lo había hecho no me cabía otra opción que dárselo.

—Te compré un regalo.

Desvié la vista de inmediato de él, pero de igual forma sentía sus ojos fijos en mí.

—No juegues conmigo, Haley —su voz sonó seria, incluso había algo de molestia.

En ese momento alcé la vista hacia él de inmediato, observándolo interrogante. Él estaba de igual forma hacia mí, y ahí caí en la cuenta de que no me creía, así que abrí el cajón de la mesilla para mostrárselo. Sus ojos me dejaron ver sorpresa, y de un momento a otro su expresión cambió totalmente a una de alegría y curiosidad al ver el regalo envuelto. Se acercó a mí.

—Wow, ¿qué es?

—Algo que me prometiste que harías cuando vuelvas a la vida —le dije, nerviosa, por si ya lo había olvidado o quizás solo lo había prometido para seguirme el juego.

Tyler se lo pensó un momento sin contestar de inmediato, hasta que finalmente soltó una carcajada.

—No me digas. ¿Lo compraste después de nuestra cita?

¿Cita? Al ver que Tyler ni se inmutó o seguramente ni se dio cuenta de lo que había dicho intenté calmarme y parecer normal, asintiendo.

—Bueno, tengo unas ganas inmensas de abrirlo, pero ya sabes, te dejaré hacer los honores —me señaló, y yo no pude evitar volcar los ojos riendo.

«Qué caballeroso», ironicé en mi mente para luego llevar las manos a la envoltura. Así fue que se dejó ver la portada del libro El Principito, y Tyler se acercó más hacia mí, observándolo a mi lado.

—Pero parece un cuento —me señaló.

—Es más bien una novela corta, pero te aseguro que la cantidad de páginas se queda corta respecto al contenido.

—¿Ah sí? —Tyler me observó a pocos centímetros del rostro, sonriendo con cariño, provocando de inmediato una aceleración en mi ritmo cardiaco.

Asentí como respuesta, y Tyler no se movió de su lugar, ni tampoco sus ojos de mí. Y justo en ese momento Marie salió del cuarto de baño. Ante la sorpresa di un paso hacia atrás de golpe, mientras que Tyler se quedó en el mismo lugar, cerrando los ojos mientras susurraba una maldición. Escondí la envoltura con el regalo en la cama, colocándole una almohada encima, mientras que Marie caminaba al armario envuelta en una toalla.

—¿Cómo estás? —le pregunté sentándome, observando de reojo a Tyler, que seguía en su lugar.

—Mejor, gracias por todo lo de anoche.

Mi Ángel Guardián II: La mentira mataWhere stories live. Discover now