Capítulo 3: Dudas

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Alejandro:

Al ver esas tres enormes figuras todos los hombres nos paralizamos, no sabíamos qué hacer, ni en nuestras más horribles pesadillas hubiéramos pensado que existiría algo así. El único reflejo que tuvimos fue huir pero uno de nuestros hombres se tropezó con un gigante de los normales y estos pensado que éramos insectos trataron de aplastarnos, en eso con facilidad aplastó a unos tres de los nuestros que estaban cerca, huir era imposible. Tocaba pelear, pero hacerlo directamente era imposible ya que fácilmente seriamos aplastados, traté de advertírselos pero fue inútil.

Mientras luchaban, me subí a una rama que estaba cerca; Era lo suficientemente alta como para saltar y poderle clavar mi espada en el cuello de ese gigante, pero el asesinarlo llamó la atención los 3 más grandes, quienes a pesar de su enorme tamaño y nosotros ser casi hormigas, nos veía con claridad, así que con su enorme pie (el hombre) trató de aplastarnos, pero falló y la fuerza de la pisada nos mandó volando, mientras que la otra gigante trató de hacer lo mismo. Sin embargo la restante que se veía mucho más joven intervino y detuvo a los otros, cosa que nos dio tiempo de escapar a la mayoría, pero varios fueron capturados por los gigantes normales.

Luego de casi una hora corriendo, nos logramos resguardar. Ninguno podía creer lo que habíamos vivido, para los gigantes ordinarios les llegábamos a los tobillos y estos le llegaban a los tobillos de esos tres, nosotros ni a un dedo de su pie.

Esto estaba fuera de nuestro control, nuestro líder propuso retirarnos. Sin embargo le dije que no podíamos abandonar a los que se quedaron atrás. Yo junto a un pequeño grupo fuimos a rescatarlos pero era muy tarde, fueron devorados por esos gigantes que al parecer les encantó la carne humana.

Sinai:

Regresamos a nuestra montaña donde seguramente todo lo que había pasado iba a despertar molestias en mis padres y así fue. Al llegar mi padre soltó un ensordecedor grito en contra de lo que había hecho y me dio un empujón que sin darme cuenta me dejo de bajo de la montaña. Solo pensé en levantarme rápidamente y hablar sobre lo que había pasado pero mis padres no me dirigieron la palabra, lo único que me hicieron saber era que las personitas eran insignificantes y por lo tanto deberían morir y que ellos se encargarían de eso y solo me pregunté ¿Que podía hacer yo? Son mis padres y debo hacer lo que ellos dicen, además, tal vez tengan razón, puede que solo sean como las hormigas, seres insignificantes...

TembloresWhere stories live. Discover now