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-Bill, Bill, por favor dime qué estás vivo, ¿Bill...?- fue lo último que escucho antes de cerrar los ojos.

-¿Qué? ¿Que está pasando?- su cabeza daba miles de vueltas, estaba tan confundido en ese momento -¿Dónde...? ¿dónde... estoy...?- intentaba abrir los ojos poco a poco, esto parecía no tener ningún resultado, pues seguía viendo todo oscuros.

Una oscuridad espesa y densa, no podía ver nada, ni a él mismo, se sentía completamente cansado, su cabeza daba vueltas provocando un fuerte dolor de cabeza. No sabía dónde diablos estaba. Solo sabía que estaba acostado en algún piso o algo por el estilo por qué estaba muy duro, intentaba tomárselo con calma, no ser paranoico, intentaba ser más paciente con todo, trataba de tomarlo con calma. Podía no saber en donde estaba pero no por eso se alteraría, no es como si no pudiera escapar, siempre hay una salida. Pero por ahora no intentaría nada, no sabía si su padre al fin se había decidido deshacer de él. Tal vez ya no le era útil y simplemente lo iba a matar como a un perro, los únicos datos que tenía ahora es que estaba en un lugar completamente oscuro, traía una bata holgada o algo así y no tenía zapatos.

-¿Qué... ¿Que es este lugar? ¿Por qué está tan oscuro?- dijo en voz baja con algo de cautela. Guardándolo para su mismo.

-Tranquilo...- escuchó una voz ronca y pesada con un toque de frialdad en ella, provocando una sensación de miedo y algo de nerviosismo -No te haré dañó, estoy aquí para ayudarte, juro que no te haré daño- el rubio solo intentaba tocar algo a su alrededor, no sabía en donde se encontraba y no iba a aceptar nada de lo que estaba pasando en ese momento.

-¿Quién eres? ¿Que eres? Y...- se detuvo y soltó una bocanada de aire -¿Que es lo que quieres de mí?- pregunto tranquilo, de una forma fluida y como si nada pasará. Dejó de moverse y se sentó en el frío suelo.

-Tan directo como siempre, eh. Bien, empecemos por el principio, ¿Quién soy? Por ahora no importa mucho, llámame Taiyari.- dijo tranquilo, y de a poco se iba desvaneciendo la oscuridad en la que se encontraba atrapado -¿Que soy? Interesante pregunta, nunca antes me lo habían preguntado- se quedo callado por un momento -soy... soy... Es verdad, ¿Que soy? No lo sé, como nunca antes me lo habían preguntado, no lo había pensado, por ahora digamos que soy un...

-¿Fantasma?- dijo con algo de inquietud, tratando de ver un poco más a su alrededor pues, iba viendo un poco más claro a cada momento.

-No. Yo solo soy un algo, una extraño ser que te ha estado cuidando desde hace mucho, al menos desde que tú tienes memoría, desde el preciso momento en el que has comenzado a razonar, he estado ahí, viendo desde lejos, desde un rincón.- dijo tranquilo aclaro su garganta con delicadeza.

-¿Osea un ángel? ¿Eres mi ángel guardián?- la luz iba en aumento y ya podía identificar algunas cosas.

Por ejemplo que había una mesa de centro cerca de donde estaba, por lo tanto dedujo que estaba en una, ¿sala de estar? Tal vez, no estaba aún seguro, así que se levantó, moviendo las manos a su alrededor, -como un ciego- para evitar chocar con algo.

-¿Para que te levantas? Lo único que provocaras es caerte, siéntate por favor.- dijo con amabilidad, apresar de que su voz era ronca y fría.

-¿Cómo sabes que me levanté?- preguntó sorprendió.

-lo se todo seguro Bill, por favor, confía en mí cuando te digo que no hay nada que temer. Confía en mis palabras y guste de ellas, no te traicionare; te guiare en el camino a casa, no importa donde estés.- susurro ni siquiera se escuchaba, era apenas audible, pero él lo logro oír.

Eres mi niño Where stories live. Discover now