Capítulo III: Ray Leander

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Ojos azules y filosos como los de un águila custodiaban la ciudad desde la torre más alta. Sus pies juntos mantenían el equilibrio y la armonía sobre la cúspide puntiaguda y la capa de nubes parecía querer acariciarle el cabello. Hebras tan negras como el fino plumaje de un cuervo, aquel que alza su vuelo en la noche más oscura. Vestía particularmente de negro y una capucha del mismo color que no permitía ver mucho más allá de la palidez de su rostro.

Había perdido la cuenta de las veces que aquella torre había sido su mirador. También de las noches en las que había perdido el tiempo observando a la gente ir y venir de un lado a otro, siendo presas de las criaturas de la noche que amenazaban su supervivencia. Con sus más de trescientos años de edad, observar la puesta de sol antes de la cacería nocturna se había vuelto algo habitual. La nostalgia reflejada en el intenso amarillo y el recuerdo de los días de gloria en una ciudad azotada por la desgracia. Porque no todo era color de rosa, también debía mantener bajo control a los de su propia especie. Una civilización criada en lo oscuro que ponía a temblar el equilibrio del mundo con su orgullo indeseable. 

Y es que Blue Sky tenía su propio régimen. Un equilibrio que mantenía la estabilidad no solo de la ciudad, sino también de los cuatro pilares fundamentales. La cantidad de los Arém debía ser menor o en casos extremos la misma que la de humanos. De lo contrario, la balanza se volvería desigual y terminaría en el colapso posterior a la extinción.

Al fin y al cabo los Arém se alimentaban de humanos.

—¿Un Arém ha muerto...?

La sensación lo había descolocado por completo. Por su estatus dentro de los Arém, era capaz de sentirlo todo. Su cuerpo se había convertido en un potente radar sensorial al que no se le escapaba nada, ni el uso de la magia ni tampoco las muertes de su misma especie. Pero no había sentido magia proveniente de ningún sitio y en ningún momento, solo había llegado a él la muerte del Arém como una ventisca helada detrás de la nuca que le hizo apretar los dientes.

Los humanos no tenían el poder para destruirlos y las brujas necesitaban una cantidad decente de magia para hacerlo. Si dos Arém luchaban entre ellos hasta la muerte por algún motivo, también hubiera sido capaz de sentirlo.

Pero no había sentido nada.

Se dejó caer desde lo alto de la torre mientras el viento le alborotaba el cabello y detuvo la caída cuando estuvo a punto de llegar a la terraza más cercana. La suavidad con la que sus pies tocaron el tejado contrarrestaba dramáticamente con la velocidad de su caída. 

Dispuesto a perseguir la energía en desaparición del Arém, se deslizó de superficie en superficie hasta desaparecer.


Dispuesto a perseguir la energía en desaparición del Arém, se deslizó de superficie en superficie hasta desaparecer

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Tyler estaba listo para pelear en cualquier momento y había adoptado una posición defensiva, aunque en el fondo sus instintos le dijeran que no serviría de mucho. Sus ojos iban de los hombres a Kiara y de Kiara a los hombres consecutivamente. Había tenido suficientes peleas callejeras en toda su vida como para temer por el número, pero esta vez no se trataba de personas normales y Kiara podía notarlo en el aura que les rodeaba. 

Blue Sky: El comienzo del finWhere stories live. Discover now