3. Me estás jodiendo

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Tyler

Mis pasos me llevan a la sala. Un olor me invade las fosas nasales, abriéndome en pleno el apetito. Se me hace agua la boca al imaginar lo que se puede estar cociendo. Sigo andando a pasos lentos, hasta un acceso de puerta corrediza que da a la terraza que, para mi sorpresa, cuenta con piscina. Quedo de piedra al hallar allí a una chica rubia desnuda, departiendo con un tipo que no deja de comerle el cuello mientras intenta entablar diálogo con Rolan quien, airado, discute con ella. Sus voces son amortiguadas por los gruesos vidrios. Retrocedo un par de pasos para darles privacidad, intento fallido porque unos ojos azules reparan en mí.

—¡Trajiste un amiguito! —exclama la chica, apuntando en mi dirección. Con dificultad hace a un lado al tipo tenía encima para nadar hasta donde estoy.

Aparto la vista por la vergüenza que me da verle el trasero y los pechos. Gracias a Dios al llegar al borde no veo más que su rostro el cual apoya sobre sus brazos que posa uno sobre el otro.

—Siempre traes chicos lindos, Ro, pero este. —Me señala de arriba abajo, mirándome con total perversión que me abochorno—. Este se lleva el premio mayor. Solo mírale esa carita, parece un niño. Es que ¡Dios! —exclama en un chillido que me hace dolor los oídos—. Ahora míralo, es una ternurita como se sonroja.

No sé cómo sentirme por eso, solo sé que me quiero ir.

—¡Sal de una maldita vez de mi apartamento! —exclama Rolan airado.

—Pues no, me debes el que no cuente tus rollitos con estos niños, hermanito.

El apelativo me sorprende un poco, pero es más que evidente que son hermanos. Y ahora que analizo mejor, hasta parecen gemelos pues son demasiado idénticos, solo que Rolan tiene rasgos más masculinos y ella, bueno... tiene pechos y otra cosa que no quiero mencionar.

—¡Volveré aquí en diez minutos y espero por tu bien que ese hijo de puta se vaya de aquí! No me busques Rosaline que también sé cosas de ti, mucho peores que las mías.

Ante eso la aludida se enoja, tanto que cuando su hermano da media vuelta suelta un bramido, chapoteando el agua con furia; el chico a sus espaldas retrocede por su brusca reacción, dejando de lado la molestia que le produjeron las advertencias de Rolan.

Ahora me toca lidiar con algo peor; el enojo del anfitrión del pent-house que me toma del brazo, llevándome a rastras. Cruzamos la sala, yendo al fondo por un pasillo con varias puertas que sospecho son habitaciones. Estando en la puerta doble que finaliza el recorrido, la abre de un empujón de par en par. Es un cuarto grande, con ventanas iguales a la sala, dando un vistazo espectacular de la ciudad de Trenton. La cama está ubicada en una elevación, dándole más presencia.

Apreciaría más el entorno ordenado, pero no puedo por estar al tanto de Rolan que sigue halándome. Su agarre es firme, apenas si duele. A mitad de la habitación me suelta, rápido se vira para encararme. Otra vez me va a insultar o amenazar por una imprudencia que no es mi culpa.

—La próxima vez no te metas en donde no te han llamado —advierte, apuntándome con un dedo.

—¿Qué iba a saber que discutías con tu hermana? No es mi culpa —me defiendo. Rolan se altera por mi contestación, lo sorprendente es que se contiene pues cierra los ojos y respira profundo, en ese rictus de invocar la paciencia.

—Solo no lo vuelvas a hacer —repone, volviéndome a ver de forma tal que no me queda más que asentir.

Se va de la habitación, cerrando las puertas tras de sí, dejándome liado por qué no sé qué hacer aquí. Repaso lo que sucedió en la terraza, más que nada lo que Rosaline dijo.

He aquí una jodida cuestión © [Spin-off #1]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ