10. Puedo solo

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Rolan

Puede que sea un cretino como asegura Tyler, actitud que no tenía idea que empleaba para obtener lo que quiero, sin pensar en lo que siente la otra persona, si la lastimo con mis palabras o acciones. Sí, puede que lo sea, porque en este preciso instante, no sé qué hacer para detener este asunto que se salió de mis manos.

Nunca, en lo que llevo de vida, pensé en los demás, solo veo por mí, por mis intereses, no por lo que quiera un tercero, ni siquiera por mis padres a pesar de que me alientan en muchas cosas y me demuestran afecto. Ni qué decir de mi hermana, quien vive más preocupada por mí que yo de ella. Nunca lo hice porque no tenía interés en cuidar de otros, porque en realidad nunca noté que me necesitaran, la gente alrededor se vale por sí misma, así que no tuve intenciones de brindar una mano.

Solo que ahora es distinto porque hay alguien que me necesita ya que soy el que lo metió en este embrollo. No obstante, esa necedad de que no es mi problema, me impide que haga algo para detenerlo. Es extraño, pero es como ese instinto que te dicta que, si quieres mantener las cosas como están, es mejor no intervenir, por eso, no hago nada cuando uno de los amigos de Kendry, el más alto de los cinco que vino a por Tyler, lo toma del pie para arrastrarlo a la sala.

Apretando los puños a modo de lidiar con la impotencia que me embarga, soy testigo de esta cruel tortura, porque no hay otro modo de llamarlo. El tipo jala a Tyler a mitad de la sala, despejada de muebles y de gente. Me hago de un espacio en el círculo que los presentes armaron para rodear esta especie de cuadrilátero. En primera fila lo observo luchar con el mareo inducido por el vodka en su sistema. Como puede se pone de pie, enseriándose al reparar en cada uno de los tipos que pretende pelearle. Entre ellos está Kendry quien va ante el desafortunado, tronándose los dedos a cada paso que da.

—Bien, repartidor —profiere con voz potente para que todos lo oigamos—, hagamos esto más interesante y beneficioso para ti.

Da un giro lento sobre su eje, observando al público, sonriendo con suficiencia, como si lo que hiciera lo llenara de orgullo. Parco, sobrio, aguardo a sus palabras, a que esta farsa acabe de una vez.

—Le daré una ventaja a este repartidor, de escoger entre el público a un ayudante, que lo releve en la pelea que les proporcionaremos...

—Puedo solo —le interrumpe el aludido, balbuceando a media lengua.

Por reflejo cierro los ojos, mandando una mano a mi boca para contener las ganas de proferirle un insulto. ¡¿Este idiota no se da cuenta que le quieren partir la humanidad y le brindan una puta ayuda que rechaza?! ¡Carajo! Es mi culpa por darle tanto alcohol.

—¿Ah, sí? —cuestiona el anfitrión con fingida sorpresa, dejando de tronarse los dedos para ejecutar círculos con los hombros a modo de liberar tensión; se está preparando para pelear.

—Sí, yo puedo solo —se jacta el chico, quitándose la chaqueta y la gorra para dejarlas a un lado en el suelo—. No necesito de ninguno de estos infelices para partirte la puta cara —rebate apuntándole con fiereza.

Algunos emiten un «¡uh!» que caldea los ánimos, otros se burlan por sus palabras de borracho, en cambio yo, estoy a nada de ser quien comience la pelea, destruirle la mandíbula para que deje de decir estupideces. Para fortuna de Tyler, Kendry solo se ríe por un segundo. Ha terminado de relajarse, ahora estira los brazos sobre su pecho, sacudiendo las piernas un poco.

—¿Seguro que no quieres ninguna ayuda? Somos cinco contra uno. Estoy siendo justo, solo porque eres un debilucho de mierda, y por ser mi cumpleaños.

—Seguro —zanja, extrañándome como su rostro atontado pasa a uno más severo.

Su postura cambia. Posicionado de medio lado, manda la pierna izquierda hacia atrás, para después flexionar ambas, en una pose muy al estilo de las artes marciales orientales. Recoge su brazo derecho, pegándolo a su costado, empuñando la mano, mientras que el otro lo tiene al frente, un poco recogido hacia su cuerpo, enseñando la palma. Varios se ríen por su postura, y yo solo espero que no sea una maldita broma el que pretenda usar poses de kung fu para intimidar.

He aquí una jodida cuestión © [Spin-off #1]Where stories live. Discover now