8. Condiciones

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Tyler

Aquel reclamo me resulta irrisorio. ¿Acaso no puede sobrevivir sin televisión? Riendo entre dientes me dirijo al umbral de la entrada a la cocina.

—No tengo, solo cuento con una laptop que es prestada, está en mi habitación —respondo, apretando los dientes para no burlarme de la cara indignada de Rolan, cuyas mejillas tiene abultadas por comer maní.

—¿Y tienes Netflix? —Ahí sí, ni quien soporte. Suelto una carcajada, negando con la cabeza.

—Apenas tengo para pagar la renta, no tengo Netflix, nada de cuentas Premium para ver películas. —A medida que hablo, el rubio frunce más y más el ceño, quedándole una expresión de en qué maldito mundo vives.

¿Ni siquiera internet? —indaga, como si sacara su última carta para ganar la batalla al aburrimiento.

—Eso sí tengo, aunque no es buena la señal. Comparto el WiFi con mi vecina del apartamento contiguo —respondo, adentrándome a la cocina para ordenar lo poco que queda.

No oigo más reclamos sino unos pasos que rechinan el suelo de madera. De seguro va a mi cuarto para tomar la laptop, no me molesto en averiguarlo, quiero algo de espacio.

Mientras tomo las latas con las frutas en almíbar, revisando la fecha de caducidad, la imagen de la cara de decepción de Rolan me pesa en la conciencia. ¿Es tan malo ser virgen? Tengo veintidós, no he intimado con nadie, ni siquiera con la primera novia que tuve, con quien duré bastante tiempo. Lo veo como algo normal, tal vez un poco patético porque a estas alturas donde todos tienen sexo sin compromisos, pretenda algo como el amor romántico y el sexo con sentimientos. Lo sé, estoy jodido. Puede que nunca encuentre algo así, que me esté idealizando mucho una relación de pareja con otro hombre. Tal vez deba ceder, a curiosear para entender eso de tener relaciones con otro hombre, porque admito que en parte también me da algo de tedio. Porque he consultado, términos como el pasivo y el activo, quien da y quien recibe, y la verdad creo que nunca seré capaz de algo así. ¿Por qué las relaciones dependen del sexo?

Sacudo la cabeza, alejando esos pensamientos. Es mejor enterrar el tema, después de todo Rolan aclaró que solo quiere sexo que no le daré. Además ¿por qué pensar en él como mi única opción? Aún tengo muchas oportunidades, hay muchos hombres como yo, que tienen el mismo interés; buscar a alguien que amar y entregarle más que sexo.

Suspiro mientras meto las latas en la alacena, siendo las últimas que guardo. Despejado el lugar donde voy a preparar mi almuerzo y cena, procedo a sacar las cebollas y los tomates para hacer el guisado, junto con la carne que ya tenía separada. Pelo unas papas y las pico para fritar, concentrado en que quede finamente picado, como según vi en el tutorial.

—¡Este Internet es una mierda! —exclama Rolan muy cerca, tan fuerte que me salta el corazón. Doy un respingo del susto, momento justo en que corto en falso, rajándome el dedo.

—¡Agh, mierda! —mascullo, apretando los dientes. La cortada es algo profunda. Rápido llevo la mano al fregadero cuando el chorro de sangre se presenta. Abro la llave, poniéndolo bajo el agua.

—¡Joder! —Oigo atrás mío. Escucho un ruido, procedido de unos pasos acercándose. Siento a Rolan a mi derecha quien toma mi mano y lo que hace después me congela.

Se lleva mi dedo a su boca y succiona, severo me advierte para después sacárselo y revisar. La sangre sigue saliendo así que de vuelta lo vuelve a chupar. Quedo impávido, no sé qué hacer, más que nada porque sentir su lengua tanteando mi dedo me eleva el calor en el cuerpo. Cuando succiona me arde la herida por lo que contraigo las facciones de dolor. Otra vez revisa la cortada y al ver que ya no sale más sangre, echa un vistazo alrededor, ubicando una toallón limpio sobre el mesón, lo toma para enrollar alrededor del dedo.

He aquí una jodida cuestión © [Spin-off #1]Where stories live. Discover now