Capitulo 6|¿Ricardo?

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Cuando la camarera esa rubia nos sirvió la comida a Eros le dejó un papelito y el muy imbecil al ver lo que había escrito, sonrio.

Idiota.

Mi móvil suena, así que dejo de comer y lo saco del bolso, para luego desbloquearlo y mirar quien me a mandado un mensaje.

— ¿Que te parece mi novio?— Mi asquerosa.

Simpático y guapo.— Yo.

— Puff...menos mal.— Mi asquerosa.

Paula y yo siempre hacemos esto de escribirnos cuando hay gente y no queremos que se entere de nuestra conversación.

Al final me canso de escribir, porque aunque ya me haya acostumbrado a escribir con una sola mano, me canso.

— Luego hablamos.— Yo.

Ella me mira y al ver que dejo el móvil, me entiende y asiente. Ella no se cansa ya que tiene dos manos para escribir y para agarra el móvil y a mi eso que a la gente se le hace sencillo, a mi se me hace mucho más complicado.

— ¿Esta buena la comida?— Pregunta Richard.

— Si.— Contesto yo y recibo una mala mirada de Eros.

El maniquí es bipolar...

— A mi también me a gustado mucho la mía.— Dice Paula y luego ella, su novio y yo, miramos a Eros, para que diga algo.

— Esta buena.— Dice encogiendose de hombros.

— Voy al baño.— Le dice Paula en un susurro a Richard.— ¿Me acompañas?— Pregunta, eso en realidad es una invitación para hablar y comentar la situación.

— Claro.— Contesto tranquilamente y cuando voy a levantarme de mi silla, Eros agarra mi muñeca.

— ¿Donde vas?— Pregunta.

— Al baño, ahora vuelvo.— Contesto, frunciendo el ceño.

Que rarito.

— No tardes.— Dice.

Me suelto de su agarre en la muñeca y después de agarra mi bolso, voy tras de Paula, que va hacia el baño del restaurante.

Se me olvidó que te cuesta escribir...— Dice cuando entramos al baño.— A mi me gusta.— Opina.

— Normal, es tu novio.— Contesto.

— Y...¿Quien es el?— Me pregunta alzando su dos cejas.— Es muy guapo...

— Es un imbecil.— Respondo y ella me mira curiosa.

— ¿Por?— Pregunta.

— Por nada, solo que es un simple amigo.— Digo rápidamente.— No te rayes con el.— Le digo sabiendo como es.

Es capaz de anunciar en la tele que estoy con un chico.

— Quería comentarte algo...— Dice nerviosa.

— Umm...— Digo abriendo mi bolso y sacando la prótesis que cabe perfectamente en el.

— Me voy a vivir con Richard.— Dice rápidamente, que apenas la he escuchado.

— ¿Que as dicho?— Pregunto, poniéndome mi prótesis de medio brazo.

— Que. Me. Voy. A. Vivir. Con. Richard.— Dice palabra tras palabra.

— Un poco rápido, ¿No crees?— Le digo.

— Lo se, pero lo quiero y el amor a surgido.— Dice con los ojos brillosos y mirando hacia la pared.

Se cree que está en una peli...

— Vale.— Acepto.— Espero que te vaya bien.— Le deseo y después de esas palabras nos abrazamos, como las buenas amigas que hemos sido media vida.

— Gracias...— Dice, la miro con curiosidad y vuelve a hablar.— Por todo, por estar a mi lado, por apoyarme, por quererme, por seguirme el rollo... gracias, de verdad.— Dice comenzando a ponerse sentimental.

— No llores, que te veo venir.— Le advierto.— No me tienes que dar las gracias, para eso están las amigas.— Le digo.— ¿Salimos?— Pregunto.

— Claro.— Contesta.— Sal tu primera, yo iré después.— Dice para después señalarse la cara.— Tengo que retocarme.

— Vale.

Salgo del baño y voy hacia la mesa en la que están sentados Eros y Richard, me siento en mi sitio que es al lado de Eros y los miro.

— ¿Pasa algo?— Pregunto sonriendo.

— No.— Contesta rápidamente Richard, sin mirarme.

Que raro...

— ¿Estas bien?— Le pregunto e intento buscar su mirada, pero el se niega a mirarme.

— Tranquila...— Dice Eros.— El está bien, solo que esta ansioso porque su dama salgo del baño.— Explica sonriendo, pero esta sonrisas no es coqueta, ni sexy, ni pícara, ni amable, ni nada buena... es más como una sonrisa malvada.

Es como cuando un niño hace algo malo y no quiere que se entere nadie, pero esta orgulloso por lo que a causado haciéndolo...

— ¿Le queda mucho a Paula?— Pregunta en un leve susurro Richard.

— Se esta arreglando el maquillaje.— Le contesto amablemente y el me mira por unos pocos segundos a los ojos, hasta que Eros parece que, ¿Gruñe? Y Richard agacha la cabeza de nuevo mirando hacia la mesa de madera.

¡El le a hecho algo!

— Richard.— Lo llamo y el mueve la cabeza, para hacerme saber que me está escuchando.— Dile a Paula que me voy ya, porque no me encuentro no muy bien...— Le digo excusandome, para irme.— Dile que ya nos veremos... ¡Ah! Y cuidala.— Le digo levantándome con el maldito muñeco detrás de mi.

Comienzo a andar hasta el coche de Paula, con Eros pisandome los talones  y cuando llegamos, abro el coche, me siento en la parte del copiloto y el, en el conductor y después de que ponga el coche en marcha, le digo.

— Vamos a hablar seriamente, maniquí andante.

— No tengo nada que decir y si tu conversación es por ese tal... ¿Ricardo? Creo que se llama. Menos quiero hablar.— Dice apretando fuertemente el volante, hasta que sus nudillos se vuelven blancos.

— Pues que casualidad, que vamos a hablar de Richard.— Digo haciendo énfasis de "Richard".— Porque así se llama.— Digo y el gruñe.

Es un muñeco con complejo de perro.

Playboy a la venta.✔Where stories live. Discover now