Capitulo 18|¿Que hago?

51 9 0
                                    

Ya había pasado una semana desde que el y yo nos habíamos hablado... y la verdad, es que lo hecho de menos, pero el parece ser que a mi no.

Ya no salgo del cuarto, no como por no verlo — A no ser qué salga por la noche, cuando el duerme.— Ya no tengo vida.

Todo son lloros de mi parte y de la suya silencio. Un silencio incomodo y terrible.

Estoy harta de todo.

E dejado el trabajo y de momento solo estoy pasando con unos ahorros que tenia guardados. Quisiera salir y hablarle, pero no puedo.

Igual si lo devuelvo... El volvería a ser feliz y otra persona lo compraría.

¿Que hago?— Susurro sentada en mi cama.

No quiero devolverlo, lo veo mal, pero así... El será feliz y no pensara que tiene que estar conmigo porque lo compre yo.

Me levanto de la cama y a hurtadillas salgo del cuarto y voy directamente hacia la cocina. Ya son las doce y media de las noche, se supone que debe de estar durmiendo...

Abro la nevera y miro que hay para comer. Jamón, queso...

— ¿Que haces?— Escucho a mis espaldas y mi cuerpo se tensa de pies a cabeza.

Mierda.

Me giro lentamente y como si fuera una película de miedo, retrocedo hasta que mi espalda choca con el interior de la nevera, la cual comienza a pitar por el tiempo que lleva abierta.

— Na..nada.— Tartamudeo al principio como una tonta.— Solo quería comer algo.— Digo más firme.

— No te preocupa engordar...— Dice y veo como arquea una de sus perfectas cejas.

Es demasiado perfecto.

— ¿Por?— Pregunto confusa.

— Dicen que cenar tarde engorda.— Explica.— Y..— Se mira el reloj que lleva en una de sus muñecas.— ...son las doce y treinta cinco.

— Tengo hambre.— Digo como si nada y se rie.

— ¿Por que no sales de tu habitación?— Pregunta tan normal y eso me molesta.

¿Por que esta tan normal...? Hace nada me insultaba y ahora, me habla tan normal.

— Porque no quiero.— Digo rodando los ojos.— Es obvio.

— ¿Solo comes por las noches...?— Pregunta y asiento algo cohibida.— Ya llevas una semana.— Me informa.

— Lo se. No soy tonta.— Le digo de mala manera.— Me voy.

Paso por su lado y justo cuando voy a llegar a mi habitacio, su mano en mi codo hace que me detenga.

— Sueltame.— Demando.

— No.— Dice con voz dura.— Dime, ¿Por que no sales?— Pregunta.

Me giro y lo miro mal.

— ¡Dejame en paz y vete con tu jefecita!— Le grito enfadada.— Si quieres te devuelvo y le digo que te compre ella.— Le suelto y veo un pequeño destello de tristeza en sus ojos o solo será imaginación mía.— ¿Quieres eso? Si quieres eso, mañana mismo vamos a devolverte a la tienda...

No contesta.

De seguro que quiero eso y si el lo pide no voy a poder negarme. Los ojos se me cristalizan y eso es mala señal, no quiero llorar delante de él.

Se da la vuelta y sin decir ni una palabra, se va hacia su habitación.

Me encierro en mi habitación y dejo que las lágrimas mojen mis mejillas. ¿Por que?¿Que hecho mal...?Que yo sepa solo fue una broma y encima de que el me insulto, aquí estoy, llorando como una tonta a moco tendido.

Vuelvo a salir del cuarto y directamente me dirijo hacia la cocina, y abro el cajón donde guardamos o bueno... guardo yo el chocolate. Cojo una tableta y vuelvo a mi habitación, para luego comer cuadradito a cuadradito y llorar como una niña pequeña.

La regla.

Chocolate.

Y llorando como una tonta.

La combinación perfecta para una noche de insomnio.

El dolor en mi vientre se hace más fuerte y mi lloro aumenta.

Ya no se ni porque lloro...

¿Estas bien?— Pregunta una voz a mi lado y es cuando me percato de que esta a mi lado, Eros.

¿Cuando a entrado?

No lo miro y agarrando una de mis almohadas entierro mi cabeza en ella, para que no me vea.

— Hey...— Dice dulcemente.— ¿Estas bien?— Vuelve a preguntar, sentándose a mi lado.

Muevo la cabeza de un lado hacia otro, contestando a su pregunta.

— Me duele...— Lloriqueo.

— ¿El que?— Pregunta.

— Ayer me vino la regla.— Digo aun con la cabeza enterrada en la almohada.

— No se que es eso, pero ven aquí.— Dice y girando un poco la cabeza sin apartarla de la almohada, veo como abre sus brazos y me mira directamente.

Sin saber porqué, me lanzó a sus brazos y lo rodeo con mis brazos, enterrando mi cabeza en su pecho.

— No quiero que me devuelvas.— Lo escucho susurrar.

— Yo tampoco quiero que te vayas.— Confieso, sintiendo como las mejilla se me calientan.

— Lo siento...— Susurra comenzando a acariciarme el pelo.— Por todo lo que te dije.— Lo escucho decir y después de eso, caigo en la oscuridad.

— Lo escucho decir y después de eso, caigo en la oscuridad

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.
Playboy a la venta.✔Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon