— ¡No me lo puedo creer!— Grita mi mejor amiga.— Te gusta el playboy, te gusta el playboy...— Canturrea, mirándome con los ojos entrecerrados y una sonrisa.
— Yo no he dicho eso.
— En pocas palabras, lo as dicho.
— Lo que tu digas.— Ruedo los ojos, divertida.— ¿Como vas con Richard?— Pregunto cambiando de tema.
— Bien.— Contesta y veo como sus ojos comienzan a brillar.— El... El es perfecto, todas las mañanas me trae el desayuno a la cama y cuando estoy mal, me cuida y me da chocolate.— Dice emocionada.
— Me alegro por ti.— Digo sinceramente.— Aunque...— Alzó las cejas hacia ella.— No me cae bien.— Dejo caer.
— ¿Por? No a hecho nada malo.— Abre los ojos como platos y parece alarmada por mi declaración.
— Si.— Asiento con la cabeza.— Me a quitado a mi mejor amiga.— Explico.
Ella sonrie y en un rápido movimiento me envuelve en sus brazos.
— Sabía que me amabas... aunque habeces eres fría y pareces un robot, se que tienes un corazoncito muy grande.
— Eso es mentira.— Me quejo.
— Sabes que es la verdad.— Se separa de mis brazos y cuando va a decir algo más, su móvil suena.
— Cogelo.— Digo.
Ella me hace caso y después de ver como la llamada va para largo, decido hacerle un gesto con la mano de forma de despedida y marcharme con rumbo al apartamento.
Ya an pasado dos meses desde aquella pesadilla del accidente y aunque al principio me trataba con cautela, ahora estamos mucho mejor.
No se lo diré a él, porque entonces su ego crecerá y el ya lo tiene bastante crecidito por el mismo.... su compañía me hace bien, me gusta el hecho de llegar a casa y encontrarlo a él, en el sofá viendo la tele o preparando la cena. El bar con el nombre ridículo lo hecho también a el — Aunque se llevaba bien con la jefa.— y ahora el está buscando un trabajo, aunque mi paga de minusvalía la an subido y ahora nos da para vivir a los dos cómodamente.
No con lujos... pero si con lo principal.
— ¡Eres un cerdo!— Chillo al entrar y verlo con nada más que una toalla enredada en su cintura.
— Estas insultando a una escultura.— Se alaga el mismo, señalando su cuerpo.
Volteo los ojos.
¿Veis? Tiene un ego gigante.
— Pues dile a la escultura, que se vista.
— Si me vieses completo, no dirías los mismo.— Dice con arrogancia y sonriendo de lado.
Estúpido.
— Vete a vestirte.
— Tu te lo pierdes.
— No es gran cosa.
Si es la gran cosa... pero shhh, el no tiene porque saberlo.
— ¡Te aseguro yo, que si!— Grita, perdiéndose por la puerta de su cuarto.
Dejo las cosas en el perchero que tenemos en la entrada y entro directamente en mi cuarto. Me deshago de la ropa y después de una ducha calentita y relajante, me pongo mi pijama de peluche rosa. Salgo al comedor y me lo encuentro en el sofá sentado.
Me mira de arriba- abajo y hace un puchero.
— Pensé que te pondrías una camiseta larga, ancha y que dejara ver tu hombro junto a un pantalocinto que no se viera con tu camiseta y unos calcetines que te llegaran por debajo de las rodillas.— Dice aún con el puchero.
— Eso solo es en la películas y en los libros.— Digo sentandome a su lado.— Hace frío.— Informo, tapándome con una manta.— Y... lo de los calcetines, eso sí que es verdad. Me llegan justo por debajo de la rodilla.— Le regalo una radiante sonrisa y me acomodo mejor en el sofá.
— Acabas de llegar y ya as marcado el territorio que te a dado la gana.
— Cosas de la vida.— Murmuró.— ¿Que vemos?— Pregunto.
— Un programa de esos que venden cosas antiguas y con muchísimo valor.
— No me gusta. Quítalo.— Demando.
— Si, señora.— Hace un saludo militar y no quita el programa.
— Pon el Netflix.
— No sabia que eras tan directa.— Lo miro sin entender sus palabras y el se ríe.
Que ratito...
— Olvídalo.— Dice, poniendo la aplicación del netflix. Por lo menos me a hecho caso.— ¿Todo bien con Paula?— Pregunta.
— Si.— Contesto mirando todas las películas que hay.— Esta súper enamorada de Richard.— Comento.
— Me agrada ese tío.— Dice el.
— Al principio no era así.
— Te miraba mucho.
— Pon esa.— Digo señalando con mi dedo la película y pasando de sus palabras.
— No me apetece ver una película, ¿Vemos una serie?— Pregunta y asiento concorde a el.
Me gusta más las serie, porque puedo ir pasando capitulo tras capitulo y aunque no me duren mucho, me duran más que una película de dos horas.
El eligió la serie y obviamente era una serie subida de tono, bastante subidita, porque más de una vez me he levantado al baño o he mirado hacia otro lado, mientras que el se reía por mi reacción.
Maldito.
— ¿En serio? Me insultas.— Dice aún riéndose más de mi.
Lo miro raro, pensando en el hecho de como sabe lo que estába pensando, el sonríe.
— Pensaste en voz alta.
— Oh...— Digo y dejo lo que iba a decir en el aire, porque los ruidos obscenos de la serie se empiezan a escuchar y para nada son silenciosos.
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Playboy a la venta.✔
Teen Fiction¿Que pasaría si un día vas a una tienda y te encuentras a un maniquí en el escaparate?Nada, verda...Al fin y al cabo es lo normal en una tienda. Pero...¿Que pasaría si ese maniquí en realidad es un chico?Ahí cambiaría la cosa, ¿No? El, un playboy qu...