Capitulo 19|Todo lo que hago esta delicioso.

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Después de ese momento tan... tan bonito por así decirlo, hemos vuelto a hablar y la verdad es que nuestra amistad a mejorado bastante.

Llevo tanto días sin dormir que hoy no he salido de mi habitación en todo el día, ya que estoy invernando como un oso.

Estoy tan agustita debajo de estas cuatro mantas que no me apetece moverme para nada, así que cuando el móvil suena, hago el intento de estirar mi mano hacia la mesita que llevo al lado de la cama y después de unos cuantos intentos, lo consigo coger.

El nombre de Paula sale en la pantalla, así que sin pensarlo lo descuelgo y me lo pongo en el oído, para después alejarlo de nuevo, ya que por poco y me deja sorda con el grito que a pegado.

— Dilo de nuevo, pero con la voz más baja.— Le pido.

Esta chica me va a dejar sorda.

— Es que... es que...¡No puedo decirlo en voz baja!— Vuelve a gritar la loca.— ¡Estoy embarazada!— Grita y apenas consigo entenderla.

— Habla más despacio que no te entiendo...— Le vuelvo a pedir y espero a que hable de nuevo.

— Estoy... embarazada.— Dice ella lentamente.

— ¿¡Como!?— Me levanto de golpe de la cama, quedando sentada en esta y con los bien abiertos.

No puede ser posible... ¿Embarazada?Pero si hace nada que se conocen y hace mucho menos que se an ido a vivir juntos. Demasiado rápido va todo esto.

— No me esperaba esa reacción, amarga.— Dice ella atraves del móvil.— Por lo menos un, ¡Felicidades, Paula!

— Y..y estoy feliz, pero...

— Siempre ahí peros.— Refunfuña.

— ...no es demasiado rápido.— Termino de decir.

— Si.— Dice como si nada.— Y cuando me entere pensé eso, pero ahora estoy súper contenta.

— No lo buscabais.— Afirmó.

— No mucho, la verdad.— Se rie.

— Pues... ¡Felicidades!— Chillo con todas mis fuerzas y escucho como se queja a la vez que la puerta de mi cuarto se abre de golpe.

— ¡Me vas a dejar sorda!— Chilla y sonrio con malicia al haber apartado el móvil de mi oreja justo a tiempo.

— ¿¡Que te pasa!?— Grita a la vez de ella.

Le hago una seña para que espere de que termine de hablar y el asiente con la cabeza, algo resentido.

— Bueno... pues te dejo, que Richard se a levantado cariñoso.— Se rie como una tonta enamorada.

— Por lo menos ya no tenéis riesgo de embarazo.— Me río de ella y escucho como dice un "que graciosa".— Vale va, te dejo.— Le digo.

— Te quiero, cariñosa.— Dice y apuesto que esta rodando los ojos.

— Y yo, silenciosa.— Le digo sonriendo.

— ¡Soy muy silenciosa!— Grita.

— ¡Más quisieras!— Le devuelvo el grito.

— Tu tampoco eres cariñosa.— Dice ella y me río.

— ¡Cuidado!Que se acaba el mundo.— Digo y ella cuelga algo irritada.

Me río por si reacción y después de unos segundos, miro a Eros.

— ¿Que querías?— Pregunto después de unos segundos de silencio por su parte.

— Pensé que te había pasado algo...— Dice y lo miro confusa.— Por el grito que as pegado.— Explica y asiento con una sonrisa.

— No me a pasado nada.— Le aseguro.

—  Menos mal...— Suspira, pasándose una mano por el pelo.— Pues a desayunar.

— Es muy pronto.— Me quejo.

— ¿Y? Levanta perezosa.

— Si, señor.— Le digo, haciendo un gesto militar.

— Me encanta cuando me dices señor.— Dice el, con una sonrisa perversa y siento como mis mejillas se calientan.— Me encanta tu sonrojo.— Añade con diversión.

Maldito.

— ¿Te pasa algo?¿Tienes fiebre?— Pregunto levantándome de la cama.— Demasiados piropos de buena mañana, ¿No?— Le digo divertido y cuando lo miro, me doy cuenta de que me esta mirando embobado.

Caigo en la cuenta de que solo llevo una camiseta— La cual está demasiado subida y dejar ver.— y mis bragas rosas.

— No me molestan las vistas.— Asegura, sin dejar de mirarme.— Pero si no quieres que te desayune, vístete.— Ruedo los ojos por sus palabras.

— Ve a hacerme el desayuno.— Ordeno, intentando cubrir mi sonrojada cara.

— Si, señora.

Sale del cuarto y yo rápidamente me pongo un pijama de peluche que lleva pequeños dinosaurios dibujados.
Salgo de la habitacion y cuando voy hacia la cocina, me doy cuenta de que esta cocinando sin camiseta.

¿Cuando se la a quitado?

Me aclaro la garganta, para que sepa que estoy aquí y cuando se gira para mirarme, sonrie, se pasa una mano por la frente y mirándome fijamente, dice.

— Hace muchísima calor.— Se queja.

— Claro, por eso estamos en septiembre.— Le sonrio y me la devuelve de igual manera.

Continua haciendo el desayuno y cuando termina, dejo que el delicioso olor invada mis fosas nasales.

— Espero que sepa igual que huele.— Le digo sonriendo cuando pone el plato enfrente de mi.

— Te lo aseguro.— Sonrie, sentándose a mi lado.— Todo lo que hago esta delicioso.— Levanta y baja las cejas, con una sonrisilla.

— Come y calla.— Digo divertida y comienzo a degustar las tortillas que a hecho.

Playboy a la venta.✔Where stories live. Discover now