Capitulo 12|Javi.

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Me levanto pronto de la cama y voy hacia la cocina, para hacerme el desayuno... en cual está encima de la barra hecho.

Por lo menos me a hecho el desayuno. Pienso.

Me siento y comienzo a comer las tostadas de mermelada de fresa y mantequilla, junto a un café.

Cuanto termino el desayuno, me percato de que al lado hay una nota, en la que dice: Volvere a la hora del almuerzo...

Que pena que no vaya a estar...— Me digo en voz alta.

Hoy he quedado con el chico que me ayudo en su día a llevar el maniquí hasta mi casa.

No me se su nombre, pero hoy nos conoceremos.

Agarro un papel y al igual que el le escribo con un boli azul que no me espere y que me he ido a comer con un amigo. Pego la nota en la nevera con un imán y voy directamente a mi cuarto para así poder arreglarme.

Cuando ya me he dado una ducha de agua caliente, salgo envuelta en una toalla y me dirijo hacia mi cama, en donde se encuentra el vestido de manga larga que me pondré para la comida.

***

Cuando estoy apunto de salir de casa, me encuentro ni mas, ni menos que con el playboy andate, el cual lleva una correa que va atada al cuello de playboy júnior.

El perro aún sigue siendo pequeño, pero desde que lo trajimos se a puesto demasiado gordo y eso es por culpa de el, que lo consiente demasiado.

— Oh...— Dice mirándome de arriba— abajo.

— ¿Me dejas pasar?— Pregunto cuando veo que no se mueve de la puerta.

El rápidamente quita la expresión de tonto que tenía y con una voz fría, casi congelada me pregunta.

— ¿Donde vas?

— Por ahí.— Contesto y me miró las uñas pintadas de color rojo de mi mano.

— Playboy júnior y yo nos apuntamos.— Dice señalándose al el mismo y al perro, cosa que niego con la cabeza.— Vale... lo siento júnior, pero no quiere que vayas.— Dice mirando hacia el perro.— Lo dejo y nos vamos.— Dice pasando por mi lado.

— No. Tu también te quedas.— Le digo y veo como sus facciones se endurecen.

— ¿Con quien as quedado? Si es con Richard y Paula, puedo ir yo también.— Dice.

— No he quedado con ellos.— Sentencio.

Sus faciones ya estaban endurecidas, pues ahora está apretando tanto la mandíbula, que temo que rompa sus dientes.

— Me voy, que me esperan.— Digo y después de salir, como veo que el no cierra y se me queda mirando fijamente, cierro yo la puerta.

Que satisfactorio...

Después de cerrarle la puerta en los morros, salí del patio y na más en la entrada me encontré con... sin nombre, porque no me lo se.

— Hola...— Digo en cuanto me acerco a su coche.

— Javi.— Dice con una sonrisa de oreja a oreja.— Sube.

— Yo me llamo Alicia.— Digo en voz alta, aunque yo sí que le dije mi nombre.

— Lo se.

— ¿Donde vamos?— Le cuestiono.

— A un sitio que de seguro te va a encantar...— Asegura.— Y... ¿Como te va con tu maniquí?— Pregunta.

— Bien, ahí está.

— Estas preciosa.— Dice sin mirarme.

Cosas de la vida, haberme encontrado con el, en el supermercado y que justamente me haya reconocido. ¿Esperaba que en el pasillo de la leche, me pidiera una cita? No. ¿La pidió? Si. Y yo la acepte sin siquiera saber su nombre.

— Llegumos.— Dice bajando del coche y yo lo imitó.

— Te iba a abrir yo la puerta.— Dice cuando llega a mi lado.

— Si quieres vuelvo a montarme en el coche y esta vez abres tu la puerta.— Le sugiero.

— No, ya no.— Dice y con toda la confianza del mundo me agarra la mano.

Demasiadas.

Poco a poco me desago de su agarre y cuando llegamos al restaurante, le timan los datos y enseguida nos llevan hacia una mesa.

— Es la mejor mesa de todo el restaurante.— Comenta.

Es una mesa para dos personas que esta al lado de una pared de cristal, la cual deja ver toda la plaza mayor.

— Es muy bonita.— Alago.

— Si..— Dice en un suspiro y observo como se queda mirando fijamente las calles a través de esa vestana/pared de cristal.

El camarero llega a los pocos segundos y me sorprendo a a la vez que me asustó. Esto no puede ser posible...

¿Que mierda hace el aquí?— Me pregunto mentalmente.— Esto no son las tapitas de Irene, ¿O,si?

Playboy a la venta.✔Where stories live. Discover now