Capítulo once

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Mini maratón 2/2

Willow

—Creo que el veinte ya puedo estar allí.

—¿Sí? ¡Qué ilusión!

—Te lo confirmaré en unos días.

—Claro cariño, cuando puedas. Tu padre y yo tenemos ganas de verte.

Sonrío inconscientemente.

—Yo también.

—Y recuerda abrigarte Willow, que hace frío.

—Ya lo sé, mamá —pongo los ojos en blanco inconscientemente y a mi lado veo como Declan sonríe.

—Bueno, ¿está por allí tu amiguito?

—No —miento.

—Claro que estoy aquí —doy un respingo cuando me quita el móvil de la mano y se lo lleva a la oreja.

Lo miro con mala cara y se lo intento quitar, pero desisto al ver que me será imposible.

—Claro —Declan asiente felizmente. Por Dios, a saber lo que le está diciendo mi madre —. Me encantaría, claro. Sí, sí. Te lo confirmaré, muchas gracias por la invitación...

Durante unos segundos, que se me hacen eternos, solo veo como asiente distraído.

—Eso siempre, la seguridad es lo primero.

Abro la boca con sorpresa, ¿están hablando de lo que creo que están hablando?

Con un movimiento rápido le quito el móvil y me lo llevo a la oreja.

—Mamá, no le hagas caso —pido desesperada —. Solo somos amigos.

—¿Perdón? —pregunta Declan, y parece realmente indignado. Le doy un golpe en el brazo.

—¡Le he dicho de pasar la Navidad con nosotros! —informa mi madre con un grito de emoción.

Vale, no me esperaba esto.

—¿Qué?

—¡Sí! Quiero conocer a tu novio.

—No es mi...

—Y me ha dicho que cuando pueda me lo confirmará —me corta, sin hacerme ni puñetero caso.

Asiento. Si mi madre ya cree que Declan es mi novio, lo que yo le diga le entrará por una oreja y le saldrá por la otra, así que decido no insistir.

—Bueno, está bien —me encojo de hombros —. Tengo que irme, mamá.

—¡Te quiero!

—Y yo —sonrío, aunque no pueda verme.

Colgamos a la vez y guardo el teléfono en mi bolsillo. Acto seguido me giro hacia Declan y lo miro con mala cara.

Él solo me mira, sonríe, se acerca a mí y junta nuestros labios. Lo hace todo tan rápido que no me da tiempo a reaccionar. Al separarnos, las manos que tiene en mi cintura se juntan por detrás de mi espalda, juntándome más a su cuerpo. Yo me cruzo de brazos.

—¿Te has enfadado?

—No —me encojo de hombros.

—Está bien —murmura divertido.

Es entonces cuando me doy cuenta de que estamos en medio de la calle. Cualquier persona podría reconocer a Declan.

—Estamos en público —murmuro.

—¿Y?

—Pues... que estamos en público.

—Vale... ¿y?

Solo tú y yoWhere stories live. Discover now