𝐆𝐋𝐀𝐌𝐎𝐑𝐎𝐔𝐒 - harry potter

01 | hogwarts

Cleo suelta un grito después de verse en el espejo de aquella habitación.

—¿Está bien, mon petit?—preguntó una preocupada Fleur acercándose a su prima al notar como hace gesto de disgusto

—¡Oh por Hermes Birkin ! ¡C'est un désastre! mira mi cara ¡Está espantoso!—Se queja alterada moviéndose de un lado a otro—No puedo salir así ¡No puedo dejar que me vean así! Llama al Ministerio, a mi madre, a quien sea!

La pequeña Gabrielle Delacour suelta una risa cuando ve a Fleur darle unas palmaditas en la espalda a su prima, realmente adoraba como su hermana comprendía cada cosa que le preocupaba a ellas dos, incluso cuando era cosas superficiales.

—Mon petit, te ves fabulosa—Apoyó la rubia con una hermosa sonrisa a perlada cuando Cleo comienza a mover su mano para ventilar su cara—Seguro todos te verán hermosa

—¿Hermosa?—cuestiona molesta para apuntar un pequeño grano apenas visible—¡Esto parece una roca! ¡No puede ser!

—Solo es un pequeño granito, puedo arreglarlo con la varita

—¡Ma chérie! Eres una genia—Alagó la pálida rubia para cerrar sus ojos y esperar que ocurriera la magia, al no sentir ningún cambio abre uno de sus ojos para ver como Fleur estaba ahogando una risa—¿Qué ocurre?

—Eres increíble, mon petit, no cambies—Sonrió para extender su varita y susurrar un conjuro—¡Bellísima!

Cleo se giró hacia el espejo para examinar el area que antes estaba roja, al notar que no había nada se abalanzó sobre su prima para darle dos besos en la mejilla y un abrazo a la pequeña Gabrielle, definitivamente cualquiera pensaría que era superficial pero ¿Acaso no era la belleza lo más importante?

Madame Maxime sonrió hacia las tres Delacour, definitivamente aquellas niñas rubias con perfecto y elegante porte eran sus armas secretas antes los barbáricos de Dumstrang y los cavernicolas de Hogwarts.

—Cleo y Cece, queridas, a posición—Ordenó la mujer después que el casi calvo, Argus Flich saliera del Gran comedor para decirles a las dos escuelas que esperara un poco más.

Las adolescentes asintieron obedientes para colocarse a la cabeza del grupo de sus amigas de Beauxbatons.

—¿Estás lista?—Pregunto Victoria emocionada mientras arreglaba su tutu celeste

—Nosotras nacimos lista, amie—Recordó la de hermosa rubia de ojos verdes para adoptar una postura segura.

La adorable castaña asintió ante las palabras de su mejor amiga, tenía razón, no podía estar nerviosa, les habían dado la oportunidad de ser las primeras que abrieron la presentación del colegio, no había tiempo para los nervios.

—Preparadas mis adoradas y perfectas mariposas—Indicó Madame Maxime para verificar que todo estuviese bien antes de colocarse detrás de la fila—¡Ya viene nuestra señal!

Tal como lo dijo, la gigantesca puerta de madera de aquel salón se abrió de golpe y al instante una música clásica resonó por todo el lugar.

Los estudiante de Hogwarts voltearon confundidos cuando dos hermosas chicas entraron danzando con elegancia y delicadeza, Harry y Ron abrieron sus ojos de golpe al notar lo hermosas que eran aquellas adolescentes con trajes de ballet.

Lo que más les sorprendió fue ver como algunas mariposas salían volando de sus manos a medida que giraban, como si eso no fuese suficiente, siguiendo un grupo de chicas vestidas de trajes celeste y sombreros del mismo color caminaban mientras se inclinaban suspirando hacia algunos estudiantes, nuevamente se hicieron visibles más mariposas.

Sin embargo, el dúo de Gryffindor no podía apartar las miradas de aquellos dos jovenes con tutu que ahora permanecían en una sola posición en cada esquina del grupo que esperaba a la enorme mujer de la cual Seamus se había burlado por lo bajo.

Cuando por fin todas las chicas y Madame Maxime estuvieron de frente a todos los estudiantes para hacer una elegante reverencia, los aplausos, gritos y silbidos no se hicieron de esperar.

Cleo sonrío cuando su adorada Gabrielle saltó emocionada después de completar sus piruetas de giman, era la primera vez se presentaba frente a un gran público y por supuesto lo había hecho bien, después de todo; era una Delacour.

—Al señor de barba le ha gustado nuestra directora—Susurró Cleo con gracia hacia su mejor amiga cuando notó como Albus Dumbledore besaba la mano de la gigantesca mujer con admiración.

—¡Shh, van a escucharte!—Regaño con burla la castaña cuando ambas estuvieron de nuevo juntas a una esquina del comedor junto a sus otras compañeras—Pero tienes razón.

La Gautier pasa una mano por su cabeza delicadamente para sonreírle, por su puesto que lo sabía; ella era buena para eso, después de todo, no pod algo le decían la pequeña cupido.

—¡Y ahora, nuestros amigos del norte! ¡Por favor reciban a los orgullosos hijos de Durmstrang y a su director Igor Karkaroff!—Gritó el director de Hogwwarts cuando regresó al podio

La joven rubia frunce el ceño cuando los estudiantes de Durmstrang entran golpeando el suelo con bastones de madera, ¿Qué eran? ¿Prisioneros de Azkaban? ¿Por qué vestían chocolate? ¿Acaso no les habían dicho que era un pésimo color para una bienvenida?

—Hombres—susurro la de ojos verdes con una mueca cuando un pelinegro le guiño le ojo después de hacer una pirueta frente a todas ellas.

Debía admitir que el truco com el fuego fue bastante original, pero muy masculino para su gusto, no podía esperar mucho de ellos, según Madame Maxime vivían en la prehistoria, no aceptaban tantas mujeres en el instituto, lo cual le parecía bastante arcaico.

—¿Ya sabes a quién ayudarás?—preguntó la castaña por lo bajo hacia su amiga mientras cortaba con un tenedor su filete

Cleo tocó su barbilla, todo ese tiempo en la cena había preferido observar a su alrededor antes que comer, había venido a Hogwarts con dos propósitos: el primero, crear el grupo de animadoras para apoyar a la campeona que saliera electa, aunque si era sincera, le encantaría que Fleur lo fuese, la segunda, ayudar a alguien que necesitara su increíble ayuda, había escuchado los gustos terribles que tenían muchos estudiantes de Hogwarts y estando allí, no lo dudaba.

—No lo sé, he visto hacia los de Gryffindor, parecen salidos de una película de terror... solo mira a ese niño de cabello rojo que está ahogándose con ese muslo de pollo... su cabeza parece un arbusto... pero en rojo—Miró hacia el pálido adolescente y Victorio asintió, lo había visto al entrar, le parecía bastante lindo

—¿Qué hay del que está al lado?—Susurró mirando al pelinegro junto a él, ahora solo podían ver su espalda y cabello

—¡Tienes razón! Ese es aún peor, mira su cabello, está reseco, maltratado, sin vida, alborotado, tengo tantos sinónimos y todos son cada vez más espantosos—Confesó colocando una mano en su pecho para fingir dolor

—¿Otra vez burlándose de los hombres?—cuestionó Beatriz, una hermosa pelinegra de ojos chocolates que estaba sentada frente a las mejores

—¿Acaso hay otra cosa más divertida que esa?