28 | la sala de menesteres

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Harry Potter jamás pensó que podría detestar tanto a un profesor que no fuese Snape, pero ahora, Dolores Umbridge se había ganado ese puesto, y era bastante difícil ganárselo.

—Buenas tardes, señor Potter—Saludó la mujer cuando el adolescente de lentes entró a su oficina mientras miraba sus platos con retratos de gatos—Siéntese

Harry cerró la puerta detrás de él para caminar a la unica silla frente a un escritorio con un pequeño mantel rosa y con dos hojas pergamino sobre el.

Todo era muy rosa en ese lugar.

El de lentes no pudo evitar reírse al pensar que a Cleo seguramente le gustaría ese lugar, sin embargó frunció el ceño al instante al pensar que no le gustaría que ella lo visitara si eso significaba que estaría en problemas.

Dolores Umbridge frunció el ceño extrañada al ver la extraña actitud del muchacho, de verdad se estaba volviendo loco.

—Me va a escribir unas líneas, señor Potter—Declaró con un tono calmado, pero al ver como el chico trató de buscar algo en la bolsa que colocó en el suelo, solo dijo—No, no con sus plumas. Van a usar una pluma especial mía

La mujer de traje rosado se levantó de su silla para tomar una de las plumas doradas de su escritorio y caminar hacia el mocoso insufrible, sonrió un poco al dejar su el objeto "especial" sobre el papel que se encontraba en la mesa frente adolescente.

—Ahora, quiero escriba: "No debo decir mentiras"—indicó colocándose detrás de él, un curioso Harry miró sobre su hombro con recelo, desconfiaba de esa mujer.

—¿Cuantas veces?—Cuestionó Harry con un escondido tono altanero, su paciencia estaba llegando a su limite si tenía que seguir escuchando esa molesta voz.

—Digamos que hasta que el mensaje penetre

—Bueno, profesora, no me ha dado ninguna tinta... ¿Planea que use mis lagrimas o algo?—Soltó con ironía para mirar el papel en blanco, este comentario produjo más enfado en la mujer que se tranquilizó al saber que ese insolente lo pagaría

—No va a necesitarla

Sin decir más nada y en silencio, Potter comenzó a escribir la frase en el pergamino, lo sintió como algo sin sentado hasta que de un momento a otro una extraña sensación de picor y ardor recorrió el dorso de su mano izquierda.

El adolescente jadeo de dolor por lo bajo cuando la misma frase se trazó en su piel, No era la tinta, mucho menos sus lágrimas, esa pluma hechizada estaba usando su jodida propia sangre.

Maldita bruja, maldijo el pálido de ojos verdes cuando la mujer se posó frente a él con cara de pena.

—¿Si?

—Nada—Dijo Harry entredientes sin apartarle la mirada a la mujer que se había ganado su completa repulsión.

—Así es—Sonrió la adulta para encorvarse frente a él con falsa lastima—Porque usted sabe, en lo profundo que merece ser castigado... ¿Verdad, señor Potter?—Se burló para alejarse—Continúe

Harry suspiró pesadamente para bajar su mirada al papel y seguir escribiendo, al menos así lo hubiese hecho.

—Oh, si yo fuese usted, aseguraría de mantener lejos a la señorita Delacour—Comentó con falsa preocupación mientras se sentaba de regreso en su silla para tomar su taza de té

Silencio.

—Usted solo atrae problemas, señor Potter... estoy segura que no le gustaría ver esa perfecta piel marcada por su culpa ¿no es verdad?—Cuestiono dándole un sorbo a su tibia y azucarada bebida

𝐆𝐋𝐀𝐌𝐎𝐑𝐎𝐔𝐒 - harry potter Where stories live. Discover now