Capitulo 17

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- ¡De prisita niños, de prisita! Son las tres, y ya saben que a papá


Bhaer le gusta la puntualidad -dijo Franz, esa tarde, apresurando a un


grupo de pequeños literatos que, al parecer, se encaminaban, con libros


y papeles, al "Museo Laurie".


Tommy estaba en la escuela, con los dedos llenos de tinta, rojo por el


ardor de la inspiración y con mucha prisa, por esperar siempre el último


momento para terminar la tarea. El muchacho, al salir Franz, estampó el


postrer floreo retórico, soltó el postrer borrón, y echó a correr agitando el


papel para secarlo. Nan marchó tras él, llevando, con aire importante, un


rollo de papeles. Cerraban la marcha Medio-Brooke y Daisy, radiantes de


alegría, seguramente por llevar preparada alguna sorpresa encantadora.


El orden más perfecto reinaba en el museo. Filtraba el sol a través de


las enredaderas, penetraba por la amplia ventana, y proyectaba sombras


caprichosas sobre el pavimento. En un extremo estaban sentados papá y


mamá Bhaer; en el otro, había una mesita sobre la cual se dejaban los


trabajos después de leídos, yen amplio semicírculo, sobre rústicos


bancos, se hallaban los niños. Para evitar el cansancio de sesiones muy


prolongadas, se habían establecido turnos. Aquel día le correspondía


actuar a la gente menuda; los mayores oirían con benevolencia y


criticarían libremente.


-Las damas primero. Tiene la palabra Nan -dijo papá Bhaer. Nan se


colocó junto a la mesita, hizo una mueca a modo de introducción, y leyó


lo siguiente:


"La esponja. -La esponja, amigos míos, es una de las plantas más


útiles e interesantes. Crece en las rocas, bajo el agua, y creo que es una


especie de alga marina. La gente la toma, la seca y la lava, porque en los


agujeritos de la esponja suele haber bichitos; en la que yo uso, cuando la


compré, descubrí arena y conchillas chiquititas. Las hay finas y blandas;


éstas se emplean para lavar a los niños recién nacidos. Tienen


muchísimas aplicaciones; citaré algunas y espero que las recuerden. La


primera es para lavarse la cara; esto no me agrada, pero lo hago porque


me gusta la limpieza. Hay quien no se lava, y eso es una porquería.


(Pausa breve, la lectora mira intencionadamente a Dick y a Dolly, que


comprenden la alusión, se ruborizan y hacen propósito mental de


lavarse. Prosigue la disertación.) También para despertar a las personas,


y a los niños par-ti-cu-lar-men-te. " (Grandes risas.)


"También sirven las esponjas para algo de mucha importancia, para


que los médicos o los dentistas las mojen en éter y las acerquen a las

HombrecitosWhere stories live. Discover now