Capítulo 16.

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William salió disparado una vez los rayos golpearon su pecho. Al chocar contra el suelo, el muchacho no pudo evitar soltar un pequeño gemido de dolor. Como si Blair le hubiese leído el pensamiento, la bruja ya estaba lanzando una segunda oleada de rayos hacia William, intentando evitar que se levantara.

El brujo predijo su ataque, teletransportándose detrás de la rubia, lanzando un puñetazo que fue detenido por la bruja, quien luchaba cuerpo a cuerpo.

– Eres bueno. —Dijo Blair, entre golpe y golpe.

– Tu tampoco te mueves mal. —Respondió el castaño, esquivando los puñetazos de la muchacha.

William estiró los brazos, creando una ráfaga de nieve que paralizó a Blair de cintura para abajo. El muchacho aprovechó para lanzarse contra ella, pero ésta usó un conjuro de fuego que derritió el hielo.

Mientras tanto, Marie Duvall entraba en el despacho del señor Terrance, arrodillándose frente a una sombra encapuchada.

– Confirmado, señor... Tenemos a William en nuestro poder. Ahora podemos encargarnos de él fácilmente. —El encapuchado elevó a Marie, sofocándola. Extrayendo lentamente el oxígeno de sus pulmones.

– No queremos matarlo, Marie. —Sentenció la sombra, con un tono de voz gutural— Queremos que abra las puertas del Otro Lado para sacar a los cuatro Jerarcas. Otra mención de asesinarlo y me desharé de ti, ¿queda claro?

– Astaroth, señor... —Dijo Thomas Terrance, levantándose de su asiento— Le pido disculpas por el comentario de Marie... Tiene razón. No debemos olvidar nuestra misión. Los hombres sombra nos encargaremos de todo, no se preocupe.

– Eso espero, Thomas... —Astaroth bajó a Marie, desapareciendo.

– Pero, señor Terrance... —Dijo Marie, mirando al director a los ojos— Si no conseguimos convencer a William y domina todos sus poderes... Será imposible usarlo para nuestro propósito.

– Tranquila, Marie... Para eso tenemos a Blair Edwards. Para que desbloquee todos los poderes de William Morrison. Entonces, irás tú y le "enseñarás" a controlarlos. Pero, en realidad, le harás hacer el conjuro para abrir las puertas del Otro Lado.

– Entendido. Así se hará.

William, por el otro lado, seguía absorto de todo lo que sucedía tras la puerta del infierno. Blair lo atacaba, debatiéndose entre contarle la poca verdad que conocía o callárselo y cumplir con su cometido. Si no lo hacía, los hombres sombra la matarían. 

– No puedes confiar en nadie aquí dentro, William. Nadie es quien dice ser.

– ¿Cómo? —Preguntó el brujo, sorprendido por las palabras de su amiga de la infancia.

– Lexington Academy esconde un secreto muy oscuro. Y no puedes confiar en nadie. 

– ¿Qué quieres decir?

– Marie, el director, algunos alumnos... No puedo contarte mucho. Solo tienes que confiar en mi palabra. No te fíes de nadie. 

– ¿Y qué pasa con Duke, Olivia y Katia? ¿No puedo fiarme de ellos?

– Esos tres no tienen ni idea de la oscuridad que reside en este internado... Así que supongo que en ellos sí puedes confiar. Pero no confíes en nadie más.

– Está bien...

William no entendía lo que Blair quería contarle. ¿De qué oscuro secreto estaba hablando? ¿Por qué no podía decirle qué pasaba? ¿Por qué no podía fiarse de nadie? El brujo notaba sangre brotar de lugares por los que jamás pensó que alguien podía sangrar. Sus músculos se resentían, sin saber como mantenerse en pie.

Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]Where stories live. Discover now