Capítulo 30.

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El camino era extrañamente recto. No había ninguna bifurcación, ningún camino aleatorio, nada. 

– No te confíes... —Comentó William— Si algo he aprendido de este laberinto es que le gusta jugar con sus ratones. Y que conste: Nosotros somos los ratones.

– Entendido. Mantener la guardia alta...

El suelo tembló levemente y algo gigante cayó detrás de los dos muchachos. Éstos, al darse la vuelta, observaron como una gran roca rodaba hacia ellos. William recordó la primera vez que estuvo en el laberinto, recordando las capacidades de las rocas.

– ¡Vigila el camino! ¡Esquiva los obstáculos y no te separes de mí! ¡Es lo que quieren! —Y ambos empezaron a correr por aquel extraño camino recto.

La mena de diamante se estaba agotando. Quizás hubiese sido puesta ahí a propósito para que Duke la absorbiera antes de tiempo y cuando más la necesitara, no tuviera poder suficiente para protegerse. El cambiaformas sintió como el bello de su nuca se erizaba. Frente a él, se acercaba una torre de casi dos metros de altura que recibía el nombre de Igor.

– Igor... ¿Eres uno de los Hombres Sombra?

– Tú también lo serías si usaras la cabeza, Duke. Sabes muy bien como nos tratan los humanos ahí fuera. Es hora de que dominemos la tierra y ellos sean los bichos raros...

– Si los Cuatro Jerarcas consiguen volver a la Tierra, los humanos no serán bichos raros... Serán exterminados.

Duke sintió un duro golpe en su estómago, el cual lo hizo caer de rodillas. Otro puñetazo en la cara lo hizo volar. Al levantarse, apenas podía respirar.

– Qué tengas supervelocidad y superfuerza midiendo casi dos metros no es justo...

Algo cálido caía de la frente de Duke. Cuando el cambiaformas se pasó la mano, se dio cuenta de que estaba sangrando. Corrió a por Igor, esquivó un puñetazo y golpeó la mejilla derecha de la mole, que apenas se movió. Recibió otro golpe, sangrando por el labio. Igor lo hizo volar hacia el cielo, saltó y lo golpeó en la espalda, haciendo que Duke se estampara de cara al suelo.

La torre cayó con dureza contra el cambiaformas, quien lo esquivó en el último segundo. Éste clavó su mano en el pecho de Igor y le arrancó el corazón, a la vez que su cuerpo volvía a su estado original. Igor cayó desplomado al suelo. Duke lanzó el corazón del muchacho al suelo y limpió la sangre con su camiseta. Cojeando y sangrando, continuó su camino.

No muy lejos de donde se encontraba, escuchó unos pasos veloces. Cada vez estaban más cerca. Se escondió entre dos setos y esperó. Cuando una figura pasó frente a él, la sujetó y la arrastró hasta su lado. La figura forcejeaba y Duke la ahorcaba levemente.

– Duke... Soy Olivia... —Consiguió decir la rehén, haciendo que el cambiaformas la soltara de golpe.

– ¿Cómo se qué eres tú?

– Por lo que me dijiste después de que casi saltara de la azotea...

El día anterior...

– Después de hoy necesito un porro. ¿Te apuntas? —Le preguntó Duke al Híbrido, el cual estaba absorto en sus pensamientos.

– Después de lo de hoy, deberías ir a hablar con Olivia... Fue obligada a saltar, no a olvidar nada.

– Yo... —Duke fue a contestar, pero se calló cuando William lo miró fijamente a los ojos— Voy ahora mismo.

Duke salió en busca de la chica de la que estaba enamorado. Ésta había sido llevada a enfermería por su "intento de suicidio". Obviamente, la bruja no diría la verdad, por lo que estaba siendo entrevistada por la enfermera como si intentara descubrir la verdadera razón de haber saltado de una azotea.

– Olivia, tenemos que hablar. —Sentenció Duke, cuando la enfermera los dejó a solas, anunciándole el alta— Yo...

– ¿Tú, qué, Duke? ¿Quieres qué hablemos de lo que ha pasado en la azotea? Me obligaron a saltar. Me drogaron y torturaron hasta que mi cuerpo se rindió ante la compulsión de los Terrance... Peter y Rebekah no son los peores de la familia... Puedo asegurártelo.

– Yo... Fuimos a rescatarte...

– ¿Y lo qué dijiste ahí arriba? —Preguntó la rubia, mirando al muchacho— ¿Era cierto? ¿O solo lo dijiste para que no saltara?

– Te quiero, Liv. Quizás tenga formas raras de mostrarlo, pero sabes que no suelo llevarme por esas emociones. Tú... Tú despiertas algo en mí que creía haber desaparecido desde que descubrí que era un cambiaformas.

– Duke...

– Déjame terminar. Quizás no sea de las personas que dicen: "Te amo.", de los que dicen "No sabría vivir sin ti." "O pensaba que te perdía.", pero eso no quiere decir que no lo piense. Y, quizás, no esté siempre abrazándote, diciéndote lo mucho que te quiero y te necesito. Pero te quiero. Y quiero estar contigo hasta el final de mis días.

Olivia besó al cambiaformas, el cual la estrechó entre sus brazos. Ambos se necesitaban. Ambos se querían desde mucho tiempo pero el orgullo de ambos les imposibilitaba admitirlo.

En la actualidad...

– Vale. Eres tú. —Sentenció Duke, abrazando a la bruja.

– Estás sangrando... ¿Estás bien?

– Igor ha muerto. Lo he matado...

– Oh, dios mío... ¿Qué le vamos a decir a Trish?

– No tengo ni idea... Espero que Tristana no estuviera metida en lo mismo que Igor... ¿Sientes el altar?

– El laberinto está en constante cambio. Cada vez que voy en una dirección, lo cambian y tengo que ir en la otra. No sabría decirte si lo que siento es el altar o todo el maná que desprende el laberinto por tanto cambio.

– Yo confío en ti. Sigamos.

Katia corría por un pasillo del laberinto, cuando escuchó el sonido del metal rozar el suelo. Casi sin espacio, la muchacha miró hacia todos lados, en busca del ruido. Tristana apareció frente a ella, arrastrando lo que parecía ser un hacha.

– ¿Trish? ¿Eres una integrante de los Hombres Sombra? 

– Así es, Kat... Siempre lo he sido. —Tristana sintió una presión en el pecho— Igor... 

– ¿Qué pasa con Igor? —Preguntó la bruja, mirando a su amiga— ¿También es un hombre sombra?

– Igor acaba de morir... —Dijo la muchacha, con la voz rota— ¡Y tú serás la siguiente! —Exclamó, haciendo desaparecer el hacha, el cual aparecía frente a la muchacha.

– ¡No, Trish! —Exclamó la rubia, esperando su final. Final, que no llegó.

Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]Where stories live. Discover now