Capítulo 6: Katy, la primera ilusión

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Se llegaron las vacaciones de verano, y Julian se encuentra a salvo en su verdadero hogar. Es 'feliz' a lado de las persona que él ama y que lo aman también. Ya con 8 años, más grande, más delgado, y más lleno de rencor. Ha dejado sus camisitas de cuadritos, y pantaloncitos anchos. Ahora sólo usa polos sueltos y shorts. Su hogar es grande; una casa de dos pisos. Es enorme, en la que viven dos familias. Recuerdo que en la sala de estar del primer piso era algo rústica, con las paredes sin lucir, piso falso, con 3 puertas para entrar a otros ambientes.

Julian se encuentra jugando con sus primos, quienes viven ahí. Julian no tiene muchos amigos, sólo existe su familia para él. Sin embargo, de vez en cuando sale con su primo a jugar con sus amigos del barrio. Al inicio lo invitaban a jugar fútbol, pero con el tiempo se dieron cuenta que no serve para ello, por lo que ahora sólo se dedica a verlos jugar o, en la mayoría de los casos, jugar con sus primas. Quizá eso es lo que le lleva a conocer tanto a las mujeres. Desde nacido, su entorno se ha desarrollado entre mujeres; dos tías, su abuela, 3 primas que constantemente invitaban a sus amigas para jugar con él, y su abuelo y tío. De vez en cuando llegaba su padre de visita, pero no por mucho tiempo; por ende, pasó su infancia entre chicas. No, no se crió gay; al contrario, llegó a tener la facilidad de conocerlas. Pero, con ello, vinieron otros tipos de conocimientos.

La noche llegó y Julian conversa con Hakira, su demonio de odio, a quien le pregunta por qué no podían amarlo los demás. Se siente muy querido por algunos pero en cuando llegan amistades se olvidan de él. Él juega con ellas, pero es el raro entre ellas. 

- Un ser como tú no merece ser amado. Naciste del odio, y morirás con odio —éste le respondía. 

Pero Julian no quiere ello. Él quiere ser feliz mientras dure su estadía en su hogar, puesto que al término de las vacaciones debe volver a su 'verdadero hogar', en el que se encuentran sus protectores.

- Yo deseo ser amado. Sé que puedo dar mucho amor. Yo soy bueno —se repite cada noche antes de dormir aquel pequeño Julian recordando una y otra vez a sus protectores en conflicto, para convencerse así mismo que las palabras de Hakira sólo son mentiras, y para no dejarse llevar por ese sentimiento oscuro que lleva por dentro.

- Dime qué es lo que sientes en tu corazón en este momento —preguntó el demonio oscuro.

- Ganas de morir, y llevarme a todos los que me hacen daño. Pero no soy malo, ellos son malos conmigo —Julian dice con la mano en su pecho apretándolo fuertemente. Las lágrimas empiezan a salir de sus inocentes ojos. Su tía, la única a quien él ama, lo mira preguntándole si se encuentra bien. Un dolor de estómago es el problema que ella piensa que él tiene. Julian no come mucho, para esa edad él es bastante delgado y sólo come dos veces al día. 

El odio es así. Va alimentándote el alma con rencor, saciando el hambre, llenando tu cuerpo de sentimientos negativos mientras vacía tu corazón. ¿Alguna vez han sentido asco de sí mismos?, es bastante común en algunas situaciones. Ahora imagínenlo a diario, desde los 6, desde que todo empezó. Esa noche terminó con un taza de manzanilla para el 'dolor de estómago', un beso en la mejilla y un 'te quiero'.


Los días pasan hasta llegar a un domingo. Julian regresa de su culto —se volvió evangélico por influencia de una tía y por la necesidad de buscar la paz—. Terminaron de comer, y sus primas se reúnen en la sala de estar del primer piso. Alguien toca a la puerta, una de metal enorme de esas que hacen un ruido fuerte al golperala. Entra una niña, 7 años, cabello lacio, china, ojos oscuros, tez blanca y delgada. tiene una pequeña cicatriz arriba de la ceja derecha producto de un golpe en la mesa cuando jugaba con su prima un año mayor que ella. Julian se queda mirándola, pero ella ni lo ve. Sólo saluda a sus primas, Angy (11) y Joana (14).

- Él es mi primito, Julian. —dice Angy con una gran sonrisa, como dejando entre leer algo en aquellas palabras—. Ella son katy y Vero.

Verónica es todo lo contrario a Katy. Test oscura, cabello ondulado, alta, más alta que Julian, un año mayor, más despierta, y habladora. Julian no puede pronunciar una palabra. Es tímido, tonto e inocente.

- ¿Dónde está Alejandro? —pregunta Vero. Al parecer tienen algo.

se reúnen todos a jugar. Se sientan todos en círculo, Julian está confundido. Es la primera vez que jugaba sentado en círculo con una botella en el centro. Con el tiempo entenderá que aquel juego es llamado 'la botella borracha'. Un juego que consiste en un grupo sentado en forma de círculo colocando una botella en el centro para luego hacerla girar. La persona quien es apuntado con el pico de la botella, una vez que esta acaba de girar, debe darle un castigo a quien esté del otro extremo de la botella. ¡Cualquier castigo! A menos que se establezcan límites. Bueno, Ellos, para sorpresa de Julian, no los tenían.

La botella da su primer giro y todos están a la expectativa de quién será el castigado. Los castigos empiezan a darse, primero de Angy a Alejandro, quien lo obliga a bailar. Luego de Julian a Vero, quien, en su inocencia, la hace contar hasta el 100 de 4 en 4.

- Dale un beso a Julian en los labios —Angy le ordena a Katy—. Julian está sorprendido. Ve el pico de la botella apuntando hacia él. ¿Un beso en los labios de alguien a quien no conoce? Hasta el momento sólo sus primas podían hacer eso. Pero esa tarde todo cambió.

- Una muestra de amor de alguien que no es mi familia —Julian pensaba con nervios pero feliz— Alguien más que por fin me amará.

Katy no quiere que nadie observe, así que pide llevar a Julian a un pequeño cuarto que funcionaba como baño provisional para los trabajadores. El ambiente contiguo está siendo reconstruido; una nueva escalera hacia el segundo piso.

- ¿Quieres seguir jugando? —pregunta Katy al ver a Julian quien no sabe qué hacer. pero quien al final asiente.

Katy lo empuja contra una pared con un clavo sobresaliendo, haciendo que Julian sienta algo de dolor, pero a éste no le importa. Se acerca y lo besa. Un beso de niños, pero que para él fue algo más; una posible muestra de amor.

Aquella tarde terminó con castigos más leves sin saber por qué. Quizá por la inexperiencia de Julian en el tema. Pero inevitablemente, la noche tenía que llegar.

...

'¿Quién eres tú?', Preguntó aquel niño con nuevas ilusiones en el amor.

Julian G.A.

Cartas nocturnasWhere stories live. Discover now