Cartas nocturnas

CAPÍTULO ESPECIAL: Luis, inicio del círculo

El conservar una amistad es vital para la felicidad de una persona. Todos tenemos a esa persona con la que compartimos los mejores momentos de nuestras vidas, y aun más las peores. Sin embargo, Julian nunca ha podido conservarlas. 

Él tenía 6 años cuando empezó la primaria en un colegio cerca de su casa. Ahí conoció a un niño más blanco que la nieve. Cabello castaño, un poco torpe para hablar y muy tímido. Su nombre era Luis. 

Una mañana en recreo, él se encontraba solo sentado en las gradas cerca al baño de niñas. Julian, otra alma solitaria, lo vio y decidió acercarse. 'Tengo hambre' fue lo primero que él le dijo, sacando unas monedas del bolsillo. Luis lo miró y juntos fueron a las rejas del gran portón de entrada pidiendo algo para comer; una tortilla de choclo con cebolla. Ese fue el inicio de una amistad muy peculiar que Julian tendría, pues era el primer amigo hombre que éste tendría. Claro está, sin contar a sus primos. 

Con el pasar de los días, ellos se hicieron muy unidos al llegar al punto de conocerse más y más. Una tarde Julian es invitado a casa de Luis a comer. Entonces se dio cuenta que Luis vivía el mismo infierno que él. Sus padres constantemente luchaban por poder. Julian lo entendía, y sabía cómo se sentía. Había mañanas en el que Luis llegaba con marcas de golpe en el cuerpo, abrazaba fuerte a Julian y le contaba todo lo que ocurría y, como cada recreo, Julian sacaba un par de monedas del bolsillo para invitarle a comer.

Al pasar a segundo año, Julian es cambiado de colegio pues la educación en el anterior no era muy buena. Julian no extrañaría mucho a su amigo, pues Luis, al enterarse que Julian iría a otra escuela, pidió que lo cambiaran también a él. 

Para ese entonces, Julian sólo conocía a Lyam y a Damon. Y es este último el que le dice que Julian tiene el poder de hacer feliz a las personas, sin saber que sacrificaría su propia felicidad, pues él hizo de todo por siempre hacer reír a su, ya entonces, mejor amigo, Luis. lo Invitaba a comer cada mañana, lo escuchaba en cada recreo, y a pesar de tener ya a Lyam con él, no le ordenaba lo que tenía que hacer como a los demás. Para Julian, él era alguien muy parecido a él.

Medio año después, Sus padres se divorciaron haciendo que la vida de Luis mejore notablemente pues ya no presenciaba el constante infierno que vivía. Visitaba a su padre los fines de semana, pues éste había empezado un trabajo en otra cuidad por lo que sólo regresaba los sábados y domingos. Su madre se sentía mucho mejor a tal punto de mejorar el trato con Luis. En otras palabras, Luis había dejado de ser un alma gemela para Julian.

Semanas después, Luis consiguió nuevos amigos con los que comía en cada recuerdo. Ya no necesitaba que Julian le invitara pues él ya tenía su propia propina. Ya no necesitaba que él lo escuchara pues su infierno había acabado. 

'Los amigos son sólo circunstanciales, y tú eres grande para ellos', dijo Damon. Antes de acabar el año escolar, el padre de Luis fallece en un accidente en la carretera camino al trabajo. Luis sufrió mucho y, una vez más, Julian lo acompañó en esos momentos.

Al año siguiente fue cambiado de escuela, dejando solo a Julian. Durante años no se vieron hasta que en la secundaria volvieron a encontrarse en el mismo colegio, mismo salón, pero no volvieron a ser los mismos.

...

'Llegarán personas a tu vida, personas que cuando empieces a amarlas, se irán'

Julian G.A