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Después de que Trevor se fuera, me metí en mi habitación y saqué todas las armas que tenía en la bolsa que guardo debajo de la cama. Me cambié de ropa y me coloqué mis guantes de cuero sin dedos antes de salir de allí y dirigirme a la cocina. Cogí mi Desert Eagle, la metí en la bolsa y cogí una manzana roja de la cesta para conseguir algo más de fuerza.

    Una vez que terminé de comerme la manzana, tiré el hueso a la basura y sonreí con arrogancia mientras me dirigía a mi Volkswagen rojo con dirección al círculo. Esta guerra va a ser muy divertida, y tengo pensado ganarla.

(...)

    Conduje durante casi una hora hasta que llegué al lugar donde las peleas ilegales podían ser legales, pero solo de noche; de día, éste lugar solo era un hueco lleno de mierda donde los adolescentes de ahora venían a creerse guay cuando en realidad solo hacían el ridículo frente a desconocidos con verdadero talento en la lucha. Suerte que es de noche.

    Me bajé del coche, lo cerré con llave (este no es un buen lugar para dejar un coche como el mío sin seguro) y entré por la puerta de mierda hacia el centro de todo esto.

    Cuando pasaba junto a alguien, se me quedaba mirando durante un rato, sin entender como, Astra Diurt, la jefa del bando más peligroso y temido del pueblo, ha vuelto al círculo después de tanto tiempo.

─Astra...

    Giré la cabeza y observé a Hunter, esperando cansada a que me dejara tranquila a hacer lo que debía hacer.

─ ¿Me dejas el micrófono? –le pregunté como una orden mientras me acercaba más a él.

    Me lo entregó, acojonado, y se marchó igual de rápido que apareció. Hunter es quien anunciaba el nombre de los dos luchadores que combaten cada noche y que informa las horas del día siguiente. Así no hay un gran caos.

    Me subí al cuadrilátero donde peleaban y puse el micrófono de mierda cerca de mis labios.

─Necesito gente –dije del tirón, escuchando mi voz más fuerte y severa ─. Va a empezar una verdadera guerra, y necesito a gente fiable que me quiera ayudar a ganar.

    Todo estaba en silencio y todo el mundo estaba quieto, hasta que las manos se empezaron a alzar y mi sonrisa orgullosa salió a flote. Asentí varias veces, satisfecha. Solo eran unas setenta personas, pero entre mis chicos y yo, todo esto iría subiendo y creceríamos hasta llegar a la cima y tirar al gilipollas que comenzó esta guerra, del trono que solo él consiguió.

─Os espero a todos y a todas los que habéis levantado la mano en la puerta de mi almacén, mañana, temprano –les digo. Tiro el micrófono al suelo, escuchando un fuerte ruido proveniente del golpe y sonrío otra vez ─. Y una cosa más: quien quiera atacarme, que lo intente, ya veremos si es capaz de salir con vida después de enfrentarse a mí.

    Me bajo del cuadrilátero y me hago un hueco entre la multitud para salir de allí y volver a mi coche. Estoy ansiosa por ver la cara de Jorge cuando le ataquemos. Debería saber de lo que soy capaz de hacer después de haber vivido tanto y haber tenido a la muerte tan cerca.

ASTRA [PAUSADA]. (#PNovel)Where stories live. Discover now