7.

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Fui a la sala de entrenamientos y me quité la sudadera, quedando en sujetador deportivo y mayas negras. Me pongo las vendas en las manos y me ato mi melena castaña en una coleta alta. Ahora solo me queda esperar a Damon y a los nuevos miembros que tengo que entrenar. Perfecto.

Mientras los espero, me pongo a entrenar yo. Últimamente me he sentido más cansada y creo que la única forma de vencer al cansancio es esta: entrenar hasta ahogarme en mi propio sudor.

(...)

Y así pasan unos quince minutos, hasta que escucho el carraspeo de alguien en la puerta y me obligo a parar y a mirar de quien se trata.

─Por fin, me estaba aburriendo de pegarle a la bolsa en vez de un buen estómago humano -sonrío y les guiño un ojo a las personas que están en la puerta.

La gran mayoría son chicos pero, siendo sincera, me da igual. Yo entrenaré tanto a las pocas chicas que hay como a los chicos amargados y sin músculo verdadero que tengo delante.

─ ¿Qué tal si les enseñas lo básico mientras yo preparo el cuadrilátero para que peleen en pareja? -me pregunta Damon mientras se acerca a mí con una toalla en la mano y una botella de agua en la otra.

─Me parece bien -le sonrío, le quito la toalla poniéndola en mi cuello y bebo un trago de agua ─. Lo primero que tenéis que hacer es coger una pistola de esa mesa y dispararle a lo que más odiéis ahora mismo. Están cargadas.

Les señalo la mesa repleta de pistolas de todo tipo que tienen cerca y les hago una seña para que se acerquen y cojan una sin vergüenza.

Se empiezan a acercar y cogen un arma cada uno para luego analizarlas en sus manos y saber lo que tienen. Ninguno es tan inteligente como mirar si de verdad está cargada o no.

Me limpio la frente con la toalla, la tiro al suelo y bebo un poco más de agua antes de hacer lo mismo con la botella.

─ ¡YA PODÉIS DISPARAR! -les grito, poniendo mis brazos en garra a la altura de mis pequeñas caderas.

Muchos de ellos deciden dejar el arma en el suelo con suavidad sin dispararle a nadie, y creo que esa ha sido la mejor opción de todas. Otros se intentan suicidar colocándose la pistola en la cabeza y otros me disparan a mí.

─ ¡Damon! -lo llamo, para que él se ocupe de esto y yo no.

Cuento a las personas que me han disparado y observo que han sido las cuatro únicas mujeres que había y dos chicos, más los tres que querían suicidarse.

─ ¿Qué ocurre? -su tono suena preocupado y eso me hace sonreír.

─Mata al pelirrojo, a las cuatro chicas y a los tres estúpidos que están llorando como niños pequeños -le ordeno.

Asiente y hace lo que le pido. Le rompe el cuello a todos, intentando hacerles sufrir lo menos posible y destruyendo su vida y borrando sus recuerdos.

─Gracias -le digo una vez que termina el trabajo por mí ─. Y a los demás: ¿En serio creíais que os daría un arma cargada?

ASTRA [PAUSADA]. (#PNovel)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang