Deerstalker

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El restaurante del hotel estaba vagamente iluminado, ambos tenían que fijar muy bien la mirada para poder distinguir de la cena. Las velas entre ellos parpadeaban, haciendo que las sombras bailarán sobre el rostro de Sherlock mientras Irene contaba su encuentro con Fiona.

Él le interrumpía frecuentemente, irritado que Irene no fuera capaz de discernir el material preciso de sus medidas, o recordar cómo estaban abotonados las mangas de su camisa. Hacía tiempo que había dejado de comer su salmón encroute pero, de vez en cuando, tomaba su tenedor y comía del spaghetti marinara de Irene.

— Sabes que, en algunas culturas, eso sería inapropiado —señaló Irene al momento que Sherlock tomaba un langostino, con su tenedor, solo para examinarlo severamente a la luz de la vela.

— Tonterías —Sherlock canturreó al momento que ponía el langostino sobre la flama—. Nuestra cubierta es que somos pareja, las parejas comparten su comida todo el tiempo. Es una expresión de sentimiento.

— Tú no estás compartiendo mi comida, la estás torturando ¿Qué te hizo el pobre langostino?

— El chef está teniendo una aventura... Con su hijastra adulta —dijo Sherlock mirando de reojo el marisco— Espero y si sea su hijastra.

— Lo estás haciendo mal —mencionó Irene. Sherlock le observó con una ceja arqueada.

— ¿Qué estoy haciendo mal?

— El gesto romántico.

Ella puso su tenedor en su espagueti y extendiendo su mano libre, toca el rostro de Sherlock para rozar la curvatura de su boca con su pulgar. Sherlock la mano y luego a ella.

— Abre grande, cariño.

Él obedeció sin rengar y ella introdujo el espagueti en su boca. Sherlock comió reflexivamente e Irene aprovecho el momento para correr su pulgar sobre esos suaves y regordetes labios, antes de dejar caer su mano. Sherlock tomó un trago de agua y tosió ligeramente, dejo sus anteojos sobre la mesa haciendo que sus mejillas se tiñeran de un rosa claro. Él le observó.

— Bien. Me hincó ante tu experiencia.

— Me alegra escucharlo —Irene sonrió para luego inclinarse hacia delante y bajar su voz—. Con toda seriedad, ese hombre en el bar nos ha estado observando. Creo que debes actuar con tu ciencia-nerd.

Sherlock tomó su tenedor e inclinándolo sutilmente pudo observar, a través del reflejo, el bar a sus espaldas. Luego enderezó sus hombros ligeramente y alzó su mano para alcanzar la de Irene.

— Tienes razón, querida —sonrió— ¿Ordenamos el postre?

Una de las mayores desventajas de vivir en un hotel era cuando Sherlock se levantaba a ridículas horas de la madrugada para caminar y revisar su laptop, sin las intenciones de realizar sus cosas en otra habitación. Después de tres noches siendo despertada en intervalos de tres horas, Irene lo había pensado seriamente. Asesinaría a Sherlock Holmes. Ella sólo pensaba como realizarlo y una idea vino a su mente, golpearlo con su propia laptop (no era algo elegante, pero si satisfactorio) cuando Sherlock se pone a los pies de la cama, con una mirada extasiada en su rostro, y gritó:

— ¡Clapham Junction!

Él se puso su abrigo y salió veloz de la habitación. Irene suspiró y talló sus ojos con los torsos de sus manos. Era obvio que a Sherlock nunca se le paso por su mente que ella necesitaba su sueño de belleza. Ella se alzó de la cama para arreglarse y conocer a su objetivo el día de hoy. En las últimas semanas había intercambiado mensajes con aquella chica. Irene supo que su objetivo se llamaba Sarah y que ella, tal como Sherlock dijo, era una estudiante de veterinaria en su último año en la universidad de Londres. Ambas organizaron una reunión, en un Starbucks cerca de Nothing Hil, para poder conocerse.
Irene arrugo su nariz al entrar al establecimiento, el olor a café rancio mezclado con liquido de limpieza parecía saludarla con una bofetada al rostro. No era el tipo de lugar que ella frecuentaba y tampoco era uno de los que escogería para una reunión. A Irene le gustan las pequeñas pastelerías, esos lugares donde los postres franceses y el café fuerte, servido en diminutas tazas de porcelana, eran lo primordial, no agua con sabor a café servido en una taza del tamaño de un pie de elefante y magdalenas con las cuales podrías jugar bolos con ellos.

Dinning with Frogs.  {Traducción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora