El Amor es un Juego Perdido

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Los hombres de Mycroft llegaron rápidamente, quitando el cuerpo de Moran, que todavía respira, en una bolsa para cadáveres. Sherlock los miraba trabajar pero no realizó ningún comentario. Hizo que John tomará las fotos del hombre inconsciente desde varios ángulos, removiendo el anillo de bodas, el arma y la billetera ensangrentada.

— Última oportunidad para cambiar de opinión —dijo Irene.

Los hombros de Sherlock se tensaron.

— Sí —dice estando de acuerdo.

Luego recogió la computadora portátil de John y comenzó a cargar las fotos que tomaron.

Irene se dejó caer en el sofá junto a él, exhausta. Sus ojos parecen cerrarse por su propia cuenta.

— No te vayas a dormir —dijo Sherlock cortante— John. Debes examinarla. Tiene una lesión en la cabeza.

John salió del dormitorio donde se había cambiado de camisa.

— Por supuesto. Ven conmigo.
Irene siguió a John a su habitación. Hizo un gesto hacia una silla y sacó su botiquín médico. Él examinó la herida que estaba medio oculta por la línea del cabello y la limpió cuidadosamente. Luego brilla una luz en sus ojos e inclinó su cabeza cuidadosamente.

— ¿Alguna nausea?

— No.

— ¿Algún zumbido en los oídos? ¿Te sientes confundida?

— No.

— ¿Pero estás cansada?

Irene le sonrió.

— He pasado los últimos días corriendo por Londres, irrumpiendo en guaridas secretas de delincuentes y teniendo diferencias con psicópatas.
John no le devolvió la sonrisa.

— Bueno, no creo que haya ninguna razón para que te preocupes. Vas a tener un moretón, bastante desagradable, y probablemente deberían vigilarte esta noche, pero de lo contrario...

— ¿Tomar dos aspirinas y volver a llamarte por la mañana? —Irene se burló.

— Eso es todo —John dijo fríamente, volviendo a enderezarse y guardando su equipo.

— Todo está bien en el mundo, entonces...

John cerró su caja médica con un chasquido.

— ¿Por qué le dijiste a Sherlock que perdonará a Moran?

Ah. Irene pensó. Ella había imaginado que John todavía estaba enojado con ella por el engaño, pero parece que estaba equivocada.

— Crees que todavía podría estar a su lado.

— Si pensara eso, estarías en esa bolsa con é —dijo John.

Irene levantó sus cejas.

— ¿Es eso una amenaza?

John se encogió de hombros.

— Si así te gusta.

— Eres muy protector con un hombre con el que aparentemente estás tan furioso.

John se cruzó de brazos.

— Tengo mis razones para querer cuidarlo. En este momento estoy interesado en ti.

Irene volvió alza sus cejas.

— Hicimos un trato, por supuesto. Él me ayudará a recuperar mi vida.

John miró hacia atrás, por la puerta de la sala de estar, donde supuestamente Sherlock aún estaba sentado, concentrado en su portátil.

— ¿Y esa es la única razón por la que estás aquí? ¿La única razón por la que lo estás ayudando?

Dinning with Frogs.  {Traducción}Where stories live. Discover now